Un futuro para los dos

56 9 5
                                    


Tiró el cigarrillo al piso luego de una última y larga calada. Había necesitado algo bastante fuerte desde hacía unos días, ese caso lo tenía bastante ocupado, un reto complejo que disfrutaba en demasía, pero que le jodía tremendamente resolverlo solo.

Ya hace mucho tiempo que había decidido ser un detective consultor a tiempo completo, era lo único que consideraba suficientemente interesante y desafiante como para vivir de ello. Si embargo, estando ahí en la oscuridad, parado en la puerta de un departamento, teniendo al equipo de Lestrade aguardando su señal, se preguntaba cuándo sería el día en el que John lo acompañe a resolver casos sin tener horarios que cumplir en el hospital.

Porque, Dios, en serio quería que su pareja cumpla con sus metas y sus deseos, pero también admitía que era lo suficientemente egoísta como para desear que John decida, por sí solo, dedicarse a ayudarlo a resolver casos y renunciar a un horario y vida normal de un doctor más.

Sí, era complicado desear algo que sabía no sería lo mejor para su pareja, profesionalmente hablando. Pero, carajo, las veces que habían podido resolver casos juntos había sido increíble, siempre trabajando de la mano, entendiéndose tan bien, solo necesitando una mirada para comprenderse rápidamente. Si tan solo John pudiera decidir vivir su vida así y no detrás de un escritorio viendo pruebas tras pruebas, quejas tras quejas de otras personas, horarios estresantes y esclavizantes...

—¿Disculpa? ¿Buscas a alguien, muchacho?

Sherlock parpadeó varias veces al sentirse aturdido de darse cuenta, de repente, de una presencia frente a él. Era el tipo a quien esperaba. El dueño de ese departamento, autor intelectual del asesinato de su sobrina de diez años y de su cómplice, el hermano de la misma. El tipo al que nadie hubiera atrapado si no fuera por él.

Sherlock tenía planeado darle un sermón, sentir su ego crecer un poco y luego dejar que Lestrade haga lo suyo. Pero justo en ese momento sintió el bajón. Eso que le daba cuando reflexionaba sobre el futuro de su relación / trabajo con John.

—Eh... —lo miró sin palabras por un momento y luego suspiró rendido. —De acuerdo, estás detenido. Lestrade, tu turno.

El tipo frunció el ceño y, en cuestión de segundos, se vio rodeado de oficiales. Fue ahí que entendió que aquel muchacho con chaqueta de cuero estaba con la policía y que les había advertido, tal vez con un micrófono escondido, que había llegado para su captura.

Sherlock no se quedó a mirar, simplemente se alejó. Lestrade lo llamó desde lejos, pero él siguió caminando hasta detenerse al lado de una patrulla. Luego, los siguientes minutos que siguieron solo fueron para esperar en silencio.

La gente se amontonó en la calle observando curiosos, algunos le tomaron fotos al reconocerlo y un rato después, apareció el primer reportero. Oh, Sherlock los odiaba, tenía que soportar preguntas estúpidas todo el tiempo teniendo una cámara demasiado cerca de su rostro para su gusto.

Realmente quería regresar a casa y sentir los brazos de John a su alrededor.

Pero eso último no pasaría hasta mañana.


+++/+++


John miraba con una pequeña y orgullosa sonrisa la pantalla del televisor, la comida todavía dentro de su boca aguardando ser masticada. Aunque no escuchaba mucho de lo que Sherlock decía, pues tenía que mantener el volumen muy bajo si no quería que sepan que comía dentro de la habitación de un paciente en coma, para él era suficiente con solo ver a su pareja.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 03, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

We'll face the night [Punklock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora