Boyfriend

- 01 - Una felicidad y una confusión -

Ambas manos recorrían suavemente los castaños cabellos que se encontraban regados sobre la comodidad de la almohada de aquella habitación, la respiración tranquila de Roier se podía escuchar en el sepulcral silencio, un par de suspiros y simplemente el mas alto miraba ese rostro apacible y hermoso, con las mejillas manchadas de los restos de lágrimas que había derramado.

Miraba embelesado aquella imagen que el mexicano le regalaba, se había quedado con él hasta tarde, y era normal, pues después de las pequeñas interacciones y unos cuantos mimos, para aminorar la tristeza del mexicano en ese momento. Y Cucurucho solo se quedo ahí, consolando a Roier, pues noto que este se encontraba en mal estado, y decidió quedarse mas tiempo con él, incluso una vez que este se tranquilizó el mismo Cucurucho le ofreció a recoger su hogar que se encontraba muy desarreglada, claro que Roier en un principio se había negado, pues era demasiado el trabajo para una sola persona. Sin embargo, y gracias a que el mexicano se quedo dormido, el híbrido de oso polar comenzó a arreglar la casa del mexicano, acomodo sillas, muebles, e incluso los mismos baúles que tenia por debajo de su hogar, quería ver a Roier en un mejor estado, pues es algo que realmente le gustaba a Cucurucho, ver al arácnido sonreír y estar con ese bonito optimismo, algo que ya casi no notaba.

── ¿Osito Bimbo? ── escucho la adormilada voz de Roier llamarle.

Este respingo suavemente sobre su lugar, mirando al castaño, acaricio su mejilla una vez que Roier se alzó levemente, acariciando y tratando de borrar las secas lágrimas que aún se mostraban, odiaba ver a Roier así, descuidado, con ojeras marcadas, los ojos rojos e hinchados, desalineado. Le destrozaba el corazón saber que la luz que tenia Roier se estaba comenzando a extinguir, y realmente no quería que aquello pasará.

Cucurucho acomodo levemente su máscara, acercándose al mexicano, dejando un suave beso cerca de la comisura de sus labios, mostrando una leve sonrisa al notar, y notando el sonrojo que comenzaba a apoderarse de las mejillas del menor.

── ¿Qu-Qué horas son? ── preguntó un tanto aturdido ante las acciones y el recién despertar.

Cucurucho tomo una libreta y una pluma, comenzando a escribir en ella, mostrándole al mexicano la respuesta que necesitaba.

── Diez y quince ── leyó con suavidad, volviendo a ver como Cucurucho volvía a escribir y mostrar una vez finalizó ── Debo irme, ¿Por qué? No ── negó rápidamente Roier, abrazando al oso polar e impedir su salida.

Cucurucho le acaricio la espalda con mayor cuidado, pues ahora sabia que era una parte sensible para el arácnido.

── Sí, sí ── repetía la voz sintetizadora del híbrido que seguía acariciando su espalda.

Nuevamente tomo la libreta y pluma, escribiendo en ella y mostrarle a Roier lo que había escrito. El contrario abrió levemente los ojos, mirando la escritura del osito.