Yo sé que eran dos partes, pero no se pudo resumir Todo👊👊
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La amenaza se cumplió al pie de la letra, pasados los dos días, Genko dejo de ir al colegio. Todos estaban consternados, y también muy tristes.
Chiyoko: Me pregunto que habrá pasado...
Candy: No sé, es raro
Moon: La extraño mucho, waaa!
Zahara: Ella era la razón por la que sí estudiaba...
Kenjiro: Qué voy a hacer sin mi masita favorita? Waaa!
Félix: Hace mucha falta..
Yugetsu: Esa niña me hacía sonreír...
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La única complacída de todo, era Takami. La cuál, escribió una carta para Genko. La última vez que la vería y podría hacerla sufrir, debía cerrar con broche de oro.
"Querida Tomboy, soy yo, Takami.
Quería explicarte por qué te odio tanto. Bueno, eso es por que simpre te quedabas con lo que yo quería, nunca tuviste que luchar por la atención de nadie, Candy, Chiyoko y Moon, se te acercarón por que les agradaste. Yo siempre tuve que buscar a la gente, hablar primero y no esperar a que me hablarán. Lo tenías todo, un hermano cariñoso, unos buenos amigos, eras muy bonita, mucho más que yo, eras más inteligente que yo, y le agradabas a los maestros... Por eso debías pagar, pagar por lo qué yo no tengo. Lo único que podré quitarte, será a tu querido Hisao. Pero tranquila, no te preocupes, prometo que lo cuidaré como tú lo harías, lo llenaré de amor, de besos, de niñerías cursis. Seré su primera vez, y tendrémos una hermosa boda a la que te invitaré.
Atte: Takami, tu nena"
Genko lloraba de rabia ante esto... Ojalá al menos Hisao sea feliz con ella.
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Ocho años habían pasado, y un joven adulto, de nombre Hisao y convertido en policía, iba a recoger unos papeles a la secundaria dónde asistió hace 9 años. Se fué hacia el salón 1-3, dónde había conocido y perdido al amor por primera vez. Estos recuerdos abrumadores hacían que le costara trabajo acercarse y entrar de nuevo, pero sabía que debía hacerlo.
Una excusa perfecta pareció entrar en acción, pues una joven maestra estaba dando clases. Era una maestra muy bonita y elegante, su cabello que llegaba hasta su cintura, resplandecia de color rubio, sus ojos café oscuro eran muy bonitos, su ropa consistia en un conjunto de un saco y una falda blancos, y unos tacones negros, que linda chica... Un momento, ¿en qué piensas Hisao?
Se interrumpió el mismo. Así que prefiriô quedarse a ver las clases, y a la maestra con la esperanza de conocer su nombre.
Para su mala suerte, las clases casi terminaban y el nombre de esa mujer seguía siendo todo un misterio. Hasta que por fín, la desconocida habló.
"Nos vemos mañana niños, tengan una excelente tarde"
"Hasta pronto y bonita tarde, señorita Genko Hashimane"
Esto no podía ser, es una mentira, no? Imposible... Es un sueño. O talvez no, pues en las manos de la maestra, tenía dos lunares ubicados dónde mismo los tenía Genko, su voz era casi igual, era muy parecida físicamente, y analizando su escritorio, la vieja cámara que su hermano Takaya le regaló a ella en su cumpleaños número ocho, se encontraba bien cuidada, exactamente igual. El policía novato no pudo aguantar más para abrir la puerta del salón y entrar ahí
"¡Genko!"
Gritó sin más. La maestra volteó tranquilamente con sus folders en la mano, los abrazaba igual que hacía tiempo.
"Soy yo, digame"
Contestó, pero se quedó en shock al ver quién le había hablado. Él no había cambiado nada. Una lluvia de papeles cayó al piso.
"H-Hisao-kun...¿Eres tú?"
Preguntó ella con los ojos abiertos de par en par
"Soy yo. Me alegra haberte encontrado, Genko-chan"
Lágrimas pequeñitas y llenas de nostalgía aparecieron pronto en los ojos de ámbos, y un silencio se hizó presente mientras ellos se observarón. Este silencio lo rompió ella.
"Me alegra que me encontraras... ¿Que dices, vámos a una cafetería? Hay mucho de qué hablar"
