Ya ni lo intentes

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Ella era una chica de largo cabello negro y lacio, cuya piel tostada resaltaba bajo el sol.

Un pequeño Gojo de doce años, no podía dejar de observarla, sin saber muy bien el porqué de su atracción hacia ella. Seguramente tenía uno o dos años más que él, pero eso no le importaba.

—Oye Satoru ¿quieres venir a jugar Mortal kombat? mi mamá hizo takoyakis para comer.

—Hmm...

—¿Porque estas tan callado de repente?—Suguru no era de tener muchos amigos, pero era un niño muy perceptivo.

—Quiero hablarle, pero me asusta un poco...

—¿De quién hablamos?—se sentó a su lado.

—Esa niña alta y de pelo largo ¿ya la viste? es muy bonita.

—No sé, no es mi tipo; ni me interesan las niñas, pero... si te gusta tanto solo háblale, después de todo si eres Gojo Satoru ella dirá que sí.

—¿Eso crees?

—Sin duda.

—¡Bien entonces lo haré!—exclamó levantándose de golpe.

Por lo general, Satoru nunca ponía en duda nada de lo que su amigo decía, ya que a pesar de su corta edad, solía tener muy buen juicio, algo que admiraba mucho de él.

Como era de esperar, la chica estaba gratamente sorprendida con la confesión del chico de ojos azules, pues también gustaba de él. Y así fue como ambos comenzaron una inocente relación parecida a un juego de niños.

Hasta ese día...

—¿Oye has notado que la novia de Satoru parece un hombre?—comentó un chico del barrio a su grupo de amigos.

—¿Hablas en serio?

—Sí, de hecho si te fijas bien se parece a Suguru.

—¡Tienes razón! ¡es como la versión femenina de Geto!—rió.

—Miren, miren ahí vienen.

—¡Oye Satoru! ¿acaso tu novia es Geto?— preguntó uno de los niños en tono burlesco y desagradable.

—¿Acaso te gustan los hombres?— gritó otro fuertemente asegurándose de que todos escucharan.

—¡Que asco, ya no te juntes con nosotros! —uno de los niños lanzó una piedra al aire, y todos salieron corriendo mientras se reían.

Estaba furioso, —«¿Acaso son imbéciles?»—pensó.

Jamás pensaría en tomarse enserio algo tan tonto como eso, «¿verdad?»

Es decir, Satoru aun siendo un niño podía notar que su amigo era bien parecido, pero eso no tenía nada que ver con su novia actual, «¿verdad?»

Él odiaba admitirlo, pero esos niños molestos habían creado una gran duda en su mente, y una gran inseguridad también.

Los días pasaron y sin siquiera notarlo, Satoru comenzó a odiar a esa niña, no porque ya no le pareciera linda, sino porque era aburrida, sosa, y no tenía nada en común con él. Si iba a estar en compañía de alguien, preferiría mil veces la de Suguru.

—Oye, terminamos.

—¿Qué?¿porque?¿algo te molesto?—preguntó la chica entre confusión y decepción.

—No es eso, solo no quiero verte más.

Como era de esperar, ante sus cortantes palabras carentes de tacto, la chica salió corriendo entre lágrimas, mientras le gritaba que era una persona horrible. Sin saberlo, con esta acción, Gojo había marcado su futuro en los próximos seis años, los cuales pasaron volando igual que cada volátil e irrelevante relación.

Satoru intentaba con todas sus fuerzas, no ser un bastardo con cada chica de turno; intentaba tener relaciones estables y normales, pero simplemente no funcionaban. Ni siquiera lograba sentir algo por aquellas chicas ,que casualmente, cumplían con características específicas, que tal vez de forma inconsciente, el peliblanco buscaba y repetía; el cabello largo y negro, la piel tostada o trigueña, los ojos rasgados; todas se veían igual.

Entonces una noche no pudo seguir negando la verdad, las chicas no eran el problema, el problema era él. Él y el hecho de que lo único estable que quería en su vida, era la compañía de su mejor amigo.

Ya ni lo intentes.—murmuró para sí mismo en la soledad de su habitación, pues sabía que jamás iba a poder amar a una mujer.


















Hola gente.

¿Les está gustando la historia?

Sé que los primeros capítulos están un poco cortos, pero ya estoy trabajando en los próximos y se van para largo.

Tengan una linda semana ʕ • ᴥ • ʔ

☽ Moonii ☾




Simulacro de AmistadWhere stories live. Discover now