10 - 'Camino de sangre'

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CAPÍTULO DIEZ

Camino de sangre

Resulta que cuando tienes todas las piezas del puzle, es muy sencillo resolverlo. Fueron a Atisha a contarle todo lo relacionado con la daga y en pocas horas la mujer les proporcionó un mapa estelar que Derek utilizó para encontrar la posición de la daga.

Sentía que era demasiado sencillo, que después de haber estado dando vueltas y más vueltas a lo que tenía, la respuesta parecía caída del cielo. Pero en realidad la mayoría del trabajo lo había hecho Michela, lo único que Jayden hizo fue recogerlo y ordenarlo todo una vez más.

Su mentora estuvo encantada al recibir la información, parecía segura de que era la correcta, por ese motivo no se atrevió a rebelar sus dudas y tan solo asintió cuando le dijo que se prepara, pues saldrían al lugar cuanto antes.

El uniforme era el mismo que el de la última vez, aunque el equipo sería diferente, después del desastre del equipo cinco, esperaba que saliera bien, no quería llegar a la base de los verkles completamente solo ni tampoco admitir que la información era errónea.

Tenía el punto de reunión en cinco minutos, debía salir ya si quería llegar a tiempo. Copito iba tras él, había estado descansando el día anterior a obligación del chico, sabía que lo seguiría a la misión dijera lo que dijese, y le hacía sentir más seguro tenerlo a su lado.

Pasó al lado del escritorio, toda la información la tenía Atisha, por lo que no necesitaba llevarse nada. Sin embargo, frenó al ver el teléfono móvil. Con las prisas de descubrir dónde estaba la daga infernal, se le olvidó comentarle a la mentora sobre el mensaje todavía sin responder de Janeth.

Se lo guardó en el bolsillo del pantalón, le hablaría sobre ellos después de la misión, ahora debía concentrarse.

Reconoció a dos de las cuatro personas que había en la habitación, con las que compartió su primera misión, una chica alta de rasgos asiáticos y un chico griego, Erin y Zacharias, si no recordaba mal. Al menos, conocía a alguien, aunque no cruzaron ni una palabra durante la misión, le hacía sentirse mejor saber que no todos eran completos desconocidos.

Derek entró por la puerta justo después de él, tenía sentido que estuviera teniendo en cuenta que fue quien descubrió el paradero de la daga, sin embargo, Jayden se sorprendió igualmente al verlo.

Frenó a su lado, tenía la misma energía nerviosa en su cuerpo, tamborileando los dedos sobre su pierna distraídamente.

—Espero no haberme equivocado —dijo—. Odiaría quedar en ridículo enfrente de alguien del consejo.

Atisha fue la última persona en entrar a la sala, completamente sola, sin la compañía de Dominika. Se preguntó si la mujer le había preguntado algo después de encontrarse, lo más seguro fuera que sí. No confiaban en él, pero sí en ella, su palabra era lo único que lo mantenía en aquella sede.

—Buenas tardes —saludó. El resto respondieron—. Iremos al lugar en los camiones, allí os daré más instrucciones.

No añadió nada más, tan solo dio la vuelta y les indicó que la siguieran.

De camino hacia los camiones, una mano le agarró de repente de la muñeca, frenándolo en seco. Se giró, Dominika estaba igual que la noche anterior, no parecía que hubiera podido dormir. Una parte de él casi se alegró por saber que los consejeros también podían sufrir.

—Jayden, hola —saludó.

Al igual que había hecho la última vez, se zafó de su agarre.

—Tengo que irme, Dominika, no puedo quedarme a hablar —respondió intentando girarse para alcanzar al grupo que avanzaba, dejándole atrás.

La Daga Infernal (#2) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora