25 - 'Dividir y conquistar'

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CAPÍTULO VEINTICINCO

Dividir y conquistar

No estaba segura de cuánto tiempo pasó allí tirada en el suelo hasta que escuchó la puerta del despacho abrirse de nuevo. Sintió de nuevo el pánico inundarle el pecho, intentó mover primero los pies y ya no notó aquella oleada de dolor de antes. Escuchó los pasos acercarse a ella y solo consiguió darse la vuelta y quedarse boca abajo antes de ver la sombra de la persona que acaba de descubrirla en el suelo.

—¡Janeth! —exclamó la figura. Suspiró de alivio al reconocerla; Olivia se agachó para ayudarla a levantarse—. Llevamos un buen rato buscándote.

Se puso de pie como pudo, notaba las articulaciones un poco rígidas de haber estado en la misma posición a saber cuánto tiempo.

—¿Y Joash? —preguntó una vez hubieron salido del despacho—. Estaba conmigo, aquí dentro y luego apareció su padre y...

Olivia la miró con gesto apenado, cosa que no le gustó ni un pelo. Enseguida se le encendieron todas las alarmas en la cabeza.

—Vatroslav lo ha encerrado en una celda —habló despacio, parecía no querer alterar a Janeth, aunque llegado a ese punto, ya lo estaba un poco—. ¿Qué pasa con el plan?

Sintió un nudo en el estómago, estaba casi segura de que Joash estaba encerrado porque había escuchado toda la conversación con su padre, pero una parte de ella se había dado falsas esperanzas en que pudiera haber escapado o cualquier otra cosa.

—Tendremos que seguir sin él —respondió finalmente—. No podemos esperar más.

Le dolía aquella decisión, no quería dejar a Joash a merced de su padre. Nunca pensó que el capullo del cazador de fuego fuera a importarle tanto como lo sentía ahora mismo, pero no podrían haber hecho todo aquello sin él. Dejarlo atrás si era necesario no era algo que le gustase, y dificultaba la ejecución de todo lo que habían pensado.

Quizá podía ir a hablar con él, pero era bastante probable que fuera demasiado arriesgado. Cuanto más tardasen, más posibilidades tenían de que algo se torciese o les descubrieran.

—¿Tenéis lo que os pidió Joash? —preguntó, ya estaban llegando a la sala común; debían tener cuidado cuando hablaban por los pasillos de alrededor, ya que eran los más concurridos de cazadores.

Olivia asintió con la cabeza.

—Está todo listo, Natalie sabe cómo hacerlo, lo ha estado estudiando las últimas veinticuatro horas.

—Perfecto. Espera a mi señal.

Aunque quería correr a su habitación, se obligó a ir tan solo a un paso rápido para no levantar sospechas. Odiaba no saber cuánto tiempo había pasado, ¿habría Vatroslav avisado a Kalani sobre sus descubrimientos? ¿Estarían revisando sus habitaciones en busca de la libreta? Tenía que llegar antes que ellos, si encontraban la libreta o los archivos de los Ángeles de Fuego, sería como ponerse en frente de la pistola con las manos atadas a la espalda.

Varios cazadores pasaron a su lado, con las cinco bandas naranjas en el pecho, indicando su estatus. No la miraron y fueron por el pasillo que daba a la izquierda, mientras que ella continuó recto.

La puerta estaba cerrada, aunque no significaba que no hubieran podido entrar igualmente, o que estuviera el jefe esperándola para confrontarla. Agarró el pomo de la puerta, preparándose para luchar contra lo que fuera que hubieses detrás. La abrió con fuerza, parándola antes de que pudiera chocar contra la pared.

Vacío. Todo seguía en orden, así que había conseguido llegar antes que ellos. Fue a por la mochila, qué suerte que la hizo de antemano y solo tenía que volver a salir y darle la señal a las chicas.

La Daga Infernal (#2) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora