Hoseok siempre había afirmado que el sexo y el dinero eran lo más importante en la vida, hasta que conoció a Min Yoongi y tuvo que replantearse todas sus ideas, incluso el tener que arriesgarlo todo por él.
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Con ímpetu sostenía la cintura de la cliente que esa tarde había comprado sus servicios. De esos trabajos imprevistos, espontáneos que aceptaba cuando no tenía más planes.
Una cliente que ya conocía, con quién ya había trabajado. Una linda bailarina ardiente que la mayoría de las veces llamaba después de presentaciones importantes donde los ánimos en su cuerpo quedaban encendidos y necesitando de alguien que apagara su intenso fuego con urgencia.
Con ella, siempre era en lugares menos comunes, cómo en ese momento cuando la pasión ganó dentro del auto de la bailarina.
Ni siquiera hubo tiempo de desnudarse, solo había bastado con levantar su diminuta falda y mover a un lado su ropa interior para que Hope hiciera todo lo demás.
Montada sobre su regazo, saltaba con rapidez sobre la erección mientras que Hoseok la sostenía e intentaban llevar un beso torpe como un estímulo más para llegar a lo esperado.
El aparcamiento subterráneo que, apesar de encontrarse lleno de autos, parecía en soledad en tanto ambos desahogaban sus necesidades.
El auto se movía a su compás y los gemidos comenzaron a filtrarse por las pequeñas ranuras de las puertas.
Hoseok liberó una de sus manos y la bajó hacia las entrepiernas unidas y con su pulgar, comenzó a frotar suavemente los pliegues.
Le urgía que la chica terminara porque a pesar de pensar en cien cosas que pudieran excitarlo, no había manera en que terminara también.
Se había esforzado en mantener firme su erección, cómo había pasado todos esos días desde su último encuentro con su cliente especial
Un montón de días que prefirió no llevar la cuenta; un montón de días desde la última vez que había visto a Yoongi, el chico por el cuál estaba perdiendo total concentración en su trabajo.
Siguió cumpliendo, continuó trabajando pero, en ningunas de las ocasiones, había podido terminar placenteramente.
Tampoco había sabido nada de el pálido, Yoongi no volvió a llamar desde esa noche y la incertidumbre de saber de él, lo estaba enloqueciendo.
La chica agitó su cuerpo, anunciando su orgasmo. Se sujetó de los hombros de su compañero mientras que sus movimiento comenzaron a cesar lentamente.
Y otra vez, en tanto Hoseok veía su cara de placer en medio de su clímax, se reprendió internamente por no disfrutarlo también. Porque había tomado ese trabajo por ese importante objetivo: sentir en cada parte de su cuerpo el placer que otra persona pudiera darle, a parte de los dígitos que seguían sumándose en su cuenta bancaria.
La bailarina se acercó a su boca y dejó un beso obsceno sobre sus labios, empapando con su saliva en una manera de compartir con él, lo mucho que le había gustado.
Hope continuó fingiendo que también había disfrutado, regalándole una amplia sonrisa. —¿Todo bien, preciosa...?
—Magnífico cómo siempre... —Devolvió la sonrisa para luego bajar de su regazo y se acomodó en su lugar.
