Cumpleaños de izzy nro 26

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Jueves 7 de abril de 1988.

Izzy.

Era uno de esos días los cuales me alegraba estar vivo. Tenía las maletas echas para pasar mi cumpleaños con mis padres.

Mía iba a venir conmigo también, porque me exigía a que la llevara conmigo para ver a mi madre.

—Mía, ya vámonos!!. —Grité por décima vez en la última hora, mia llevaba tiempo buscado su ropa hasta que bajó a las corridas de las escaleras.

—Por dios. —Suspire con alivio, ya que el tiempo que estaba esperando era mucho. Me levante del sofá y mis gafas de sol cayeron al suelo, entonces baje a buscarlas.

—Izzy apúrate!!. —Escuche a mia desde afuera.

—Ah? Se supone que fui yo el que tardo una hora!!. — me moleste y fui con mi maleta hacia afuera. Fuimos al aeropuerto y tomamos el avión hasta Lafayette, donde mi hermano Joseph nos esperó.

Amaba mi ciudad, un lugar con aire puro y fresco, familiar, lejos de paparazzis y un lugar nostálgico donde pase toda mi infancia. Noté como Mía se había puesto algo melancólica al llegar.

—¿que sucede?. —Me acerque a ella, viendo cómo miraba su alrededor cruzada de brazos. Sin embargo me miró con una sonrisa y me abrazó, fue como si colocó un acolchado de rosas suave, romántico.

—Nada. Vamos a saludar. —Se separó dejándome con las ganas de que dure más tiempo. Caminamos con las maletas hasta adentrarnos a la casa, saludamos a mis cuatro hermanos y mi padre, ya que mi madre estaba de compras en él supermercado. No había nada que hacer y Mía recordaba todo lo que habíamos pasado en mi casa, y sobretodo mi habitación.

—¿Que te parece si vamos a caminar por ahí?.
—Genial. —Aceptó. Caminamos un poco, fuimos a por las calles centrales de Lafayette, nos habíamos perdido un poco pero nosotros caminábamos y caminábamos, recordando todo y casi viéndonos de adolescentes.

Cada lugar recorría una nostalgia en mi cuerpo, recordé el viejo café donde Mia y yo solíamos ir en tiempos de invierno cuando apenas comenzábamos a salir, siempre nos sentábamos en la mesa a un lado de una ventana donde solíamos husmear las personas conocidas. Me surgió una idea, nada mejor que volver al café.

—Ven, vamos. —lleve a Mía de la mano hasta el café, y logramos llegar a nuestra mesa. —¿Lo recuerdas?. —Le pregunté ansioso.

—Si, mucho. —Sonrió.

Tomamos el café allí y continuamos caminando por la ciudad, llegamos a mi casa cerca de la noche y mi madre ya estaba allí.

—Mía!!. —Mi madre la abrazó con entusiasmo.
—Yo también me alegro de verte, Ma. —Mencioné con sarcasmo al ver como me había ignorado por completo. Ella sonrió y me abrazo, dejo su cabeza en mi pecho.
—Estas muy grande, Jeffrey. —Sus ojos se cristalizaron al dejar de abrazarme, me tomó de los hombros y volvió a abrazarme. —Veintiséis años ya..
—Aún sigo con veinticinco si no hasta las doce.
—Pues ya casi. —Mencionó Kevin.

Cenamos y cuando se hicieron las doce, todos me saludaron por mi cumpleaños y mi madre me había echo un pastel de cumpleaños. Lo que me sorprendía era que Mia no me había regalado nada, o tal vez solo faltaba a que anochezca por completo para que me de mi regalo.

Mía.

Veía a izzy recostado en la cama desde la ventana,

—Es mi cumpleaños hoy. —Mencionó.
—Ajá..
—Exijo un regalo.
—Shh. Silencio. ¿Quien ha dicho que no lo tendrás hoy?. —Me acerque a el, cuando llegue me senté sobre el.
—Es costumbre. Desde los catorce años. —Sonrió con seguridad mientras deseaba bajar mi falda.

Este año decidí hacer algo distinto, algo más erótico. Entonces saqué las esposas que había comprado hacía unos días para la fecha, Izzy las vio y enseguida supo lo que significaba.

—¿Te esposaré?.
—Tu cumples años, no yo. —Me acerque lentamente a el.
—Por eso, debo hacer lo que yo quiera ¿no?. — preguntó nervioso pero entusiasmado, yo negué con mi cabeza. Tomé sus manos y puse ambas en mis pechos, así esposándolo. Lleve sus brazos hacia atrás del soporte de la cama y a izzy le fue imposible sacar sus manos de ahí. Sin pensarlo más inicié besándolo mientras magreaba su bulto sobre el bóxer negro, cada segundo podía sentir como su amigo despertaba hasta el punto de saber que estaba listo, entonces me deshice de sus bóxers y solo lamí su miembro al ritmo de acariciarlo con mi mano, provocando su deseo.

—Hazlo. —Gimió. Estirando su cuello hacia atrás. Entonces con mis manos comencé a masturbarlo desde arriba hacia abajo con un porcentaje medio de presión provocando al fin que eyacule sobre mis manos, mientras su fluido caliente recorría mis manos el solo gemía exitado, pidiéndome una y otra vez introducirse en mi. Me puse de rodillas y quite mis prendas encima suyo, dejando a la vista una lencería especial que había conseguido para el. Las expresiones de Izzy eran suspiros, sus cejas casi juntas y su boca entreabierta. —¿El preservativo?. —susurró agitado, yo negué con mi cabeza.

—Hoy no. —Conteste decidida, Izzy sonrió y dejó caer su cabeza en la cama. Cuando mi interior hizo contacto con su miembro enseguida sentí el calor y el placer de la penetración. El frío de antes había desaparecido, tal y como si una manta nos cubrió a ambos en un instante. Follamos aquella noche en el mismo lugar donde solíamos hacerlo, era algo nostálgico, romántico y lindo, eran miles de sentimientos bonitos.

PROSTITUTE - ( Izzy Stradlin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora