Desde la muerte del conde Vincent Phantomhive, su hijo heredero, Ciel Phantomhive, tomó su puesto, ayudado por su increíble mayordomo. Aunque pasados los meses, se sumo un individuo a la mansión, su espadachín personal y presuntamente, el hermano qu...
⚠️SPOILER ALERT⚠️ Este capítulo tiene escenas y menciones sobre el manga, así que si no te molesta, puedes seguir leyendo...
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Narra ____ (Todo lo que a continuación será narrado, es en el pasado, cuando ___ era un niño o incluso desde antes, se avisará cuando volvamos al presente, disfruten)
Nosotros no siempre estuvimos solos, hubo alguien que nos cuidaba, nos daba todo lo que podía, pero no fue suficiente, en una ciudad de personas de clase alta, que pisoteaban a los indefensos, una persona en las calles no podría hacer mucho.
- Miren chicos, conseguí estos panes, están calientitos y tienen un relleno dulce -
Un hombre de edad media, de cabello negro y ojos morados, con ropajes gastados y sucios, era nuestro padre.
Cada mañana, nos dejaba refugiados bajo un gran árbol del parque, mientras el "buscaba" comida para nosotros.
Poco a poco, sus huesos eran notorios, pero ver la felicidad de sus hijos, lo hacían sentirse lleno de vitalidad.
Al principio, nuestro desayuno era un trozo de pan de dudosa procedencia, pero después de un tiempo, está subió su calidad, como si la hubiera comprado.
Eso nos satisfacía, pero la manera en que nuestro padre lo conseguía, al principio no cuestioné, pero después de que una mañana no regresó más, entendí que pagó por sus fechorías.
Pero el no tenía la culpa.
- No te preocupes hermanito, hoy te voy a conseguir un pan relleno, de esos que tanto te gustan -
Conor, mi hermano mayor siempre me tuvo mucho aprecio, y yo también, me hacía sentir seguro, feliz y con esperanzas.
Pero yo no ayudaba mucho.
- ____, estás tosiendo mucho, ¿Otra vez tienes resfriado? ¿De dónde conseguiremos tus medicamentos? -
Viajamos muchos días en busca de alimentos y medicamento para curarme, pero sólo encontrábamos migajas y ni rastro de alguna clase de pastillas.
- Tranquilo, hoy presiento que será diferente, vamos a tener suerte ¡Lo prometo! -
Era invierno, mi pequeño resfriado se convertía poco a poco en principios de bronquitis.
- Gracias hermano, te quiero mucho -
- Y yo a ti hermanito - tras decir aquello, besó mi mejilla y me dio un abrazo, consiguiendo que mi rostro se pusiera rojo de felicidad.
