13.- Lo'ak el chaperón.

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----- Notas de autor original -----

Schmaenzi:


¡Perdona por la espera, de corazón espero que lo disfrutes!



Lo'ak:  Así que ... ¿Saliste con mi hermano mayor a mis espaldas durante meses?

Ao'nung: ... Sí.

Lo'ak: ...

Ao'nung: ...

Lo'ak: No más pecados en mi guardia.






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Un agradable ardor recorrió sus muslos y abdomen mientras Neteyam se estiraba, disfrutando de las tenues luces del sol de la mañana y de la fresca brisa marina que se colaba por la entrada marui. Le dolía pero en el buen sentido. Moviéndose un poco más y estirando los brazos y las piernas a ambos lados, sintió la tentación de volver a dormirse. Estuvo a punto de hacerlo, cuando una voz profunda le habló desde algún lugar por encima de su cabeza.

— ¿Todavía cansado, niño bonito?

Neteyam negaría el chillido agudo que lo sobresaltó hasta el día de su muerte. Luchando, buscando su manta, se levantó y salió disparado de la cama, poniendo distancia entre él y la figura alta y oscura que de repente bloqueó la vista del exterior. Estuvo a punto de golpearse la cabeza con una viga vertical.
El eco de una situación similar, del dolor corriendo por su cabeza la noche anterior, calmó un poco su corazón.

— ¿Neteyam? — preguntó la voz, ahora cautelosa y quizá un poco sentida.

Sin la niebla del sueño que le nublara los sentidos, evaluó la situación nuevamente. Neteyam contempló la forma goteante de Aonung, la cama con volantes, sin una manta que todavía aferraba contra su pecho desnudo, la cápsula extraña en la que se encontraba.
Cierto. 
Él había venido anoche y... 

— Oh — exhaló, con el cuello y las mejillas ardiendo de vergüenza, dando una breve mirada a sus pies — Joder, disculpame 'Nung. Solo me he llevado un susto. Lo siento.

Aonung dejó escapar un profundo suspiro, dando algunos pasos hacia dentro de su casa. Se movió con cautela, como lo haría uno alrededor de un animalito asustado, y Neteyam apretó los dientes con ansiedad.
Tenía que ir y hacerlo incómodo, ¿No?

Quedaban pequeños charcos por donde pasaba Aonung, con el cabello aún suelto y los rizos caídos por el peso del agua, pegados a su ancha espalda y hombros mientras resbalaban pequeñas gotas por su musculatura.
Neteyam sintió que se le secaba la boca ante la vista, ante su repentina cercanía que ya no estaba oscurecida por la oscuridad.

— ¿Estás bien? — Aonung preguntó, inclinándose un poco hacia adelante para asegurarse de la verdad en sus ojos — ¿Quieres que te deje un momento?

 — ¿Un momento para qué?

Los ojos color aguamarina se deslizaron de su cara a su boca y bajaron lentamente hasta la zona inferior donde todavía agarraba la manta con los nudillos apretados.

— Para vestirte.

— Ah, no me importa si miras. 

Salió antes de que pudiera cerrar su gran y estúpida boca, y su piel ardió aún más ante la gran sonrisa coqueta llena de dientes que recibió. 

«Aftermath» - Aonung x Neteyam.Where stories live. Discover now