Adaptarse en el primer año de universidad es complicado para cualquiera, en el caso de Jeon Jungkook se volvió el triple de complicado y al mismo tiempo, debido a su falta de interés en todo lo que le rodeaba, fue la cosa más sencilla que pudo haber afrontado.
No estaba interesado en convivir con sus compañeros, los cuales se dividían y juntaban todo el día como manadas envueltos en el desenfreno de sentirse libres sin el más mínimo interés de aprender realmente.
Tenía diecinueve años, recién mudado de su ciudad natal a la capital, viviendo él solo en un apartamento del centro con todas las posibilidades de descontrolarse por primera vez en su vida, quemar la fase por la que todos los jóvenes en su transición a ser adultos pasan.
Fiestas, sexo, alcohol, rebeldía, insolencias.
Jungkook lo definía más como “ser estúpido”
Él estaba feliz, despierto jugando en la computadora o en la consola hasta las cuatro de la mañana sin tener que escuchar a su madre regañándolo, encargarse de sus responsabilidades cuando él quisiera y no cuando se lo ordenaran, viendo anime y jartándose de comida chatarra, mientras pudiera hacer todo eso sin interrupción alguna no tendría ningún problema.
Le gustaba su carrera y a diferencia de sus compañeros si estaba interesado en aprender, graduarse de informático y especializarse en el diseño y la programación de video juegos, convertir su hobby en una profesión.
Un geek, un nerd, un perdedor, todo eso lo llamaban y él lo aceptaba, incluso estaba bien con ello.
Solo hay un detalle con respecto a su adolescencia que no podía controlar: Las hormonas.
Gracias a su nula capacidad de relacionarse con otras personas a su edad, cuando era normal en otros chicos presumir de toda clase de experiencias sexuales, él ni siquiera había dado el primer beso y se volvía más difícil si añadimos el hecho que no le gustaban las mujeres. Por si eso no fuera suficiente para considerarse él mismo un perdedor, a veces pasaba hasta altas horas de la noche, masturbándose viendo videos en línea, preguntándose cómo se sentirá en carne propia.
Chaturbate es el nombre de su página favorita, donde podía deleitarse con transmisiones en vivo de chicos jugando con su cuerpo de la manera más placentera posible. Siempre esperando por aquel que poseía una piel acaramelada luciendo suave al tacto, con un tatuaje de un arreglo de flores adornando su muslo derecho y los piercings atravesándole cada pezón.
A Jungkook se le aguaba la boca cada vez que tenía la oportunidad de verlo, tocándose a sí mismo con expresión inocente. Solo él podría lucir así mientras tenía las piernas abiertas sacando y metiendo un consolador de su rosada y palpitante entrada.
Por eso mismo, no fue sorpresa que se haya quedado mudo, embelesado mirando al dueño de la mayoría de sus orgasmos y sueños húmedos más salvajes en los vestidores de la universidad. Portando no más que una franela y un bóxer, inclinado a punto de colocarse el pantalón.
—Oye, mirón ¿Se te perdió algo? – Enarcó una ceja subiéndose el ajustado jean ocasionando que la piel de sus glúteos aumentara el volumen y que Jungkook estuviera a dos segundos de sufrir un paro cardiaco, o algo peor:
Una erección involuntaria.
—L-Lo siento. T-Tu tatuaje… E-Es muy lindo. - Soltó sin saber que mas decir. Tenía las mejillas encendidas en un color rojizo y la boca seca, incapaz de apartar la mirada de las piernas del chico frente a él.
Le sonrió.
Una brillante y cuadrada sonrisa que solo sus ojos admiraban en ese momento.
Dios, pudo morir ahí mismo.
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