Morgan solo tiene dos objetivos en esta vida...
1. Que la gente la reconozca por su arte.
2. Enamorarse por primera vez.
Morgan es una chica reservada que se la vive encerrada en los hospitales, todo gracias a que carga con una terrible enfermedad...
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Semanas después...
Sentía los besos húmedos recorrer todo su cuello. Era unasensaciónbastante satisfactoria que la hacía entrar en un éxtasis impresionante. El aire en sus pulmones se conservaba de maravilla, como si la cánula en su nariz estuviera justo con ella... Cuando no era así. De pronto la sensación de que unos dedos tibios y cálidos estaban empezando a recorrer con suavidad sus labios, pronto sus mejillas, y por último su barbilla, la llenaba por completo. Morgan estaba en el paraíso. Besaba con desesperación, como si aquellos labios fueran a salvarla de la destrucción total de todo su ser. Soltando suspiros en el proceso y alguna que otra risa furtiva entre caricias y acciones desesperadas.
–¿Qué estamos haciendo? –susurró la pelirroja, mientras sentía aquellos mismos dedos jalar su delgada camiseta con impaciencia.
–Lo que ambas queremos –murmuró en respuesta la chica frente a ella, para seguidamente lanzarse a besarla.
Morgan respondió su acción inmediatamente, deshaciéndose de la camiseta con ayuda de ella. El calor incrementaba entre ambas, al punto en el que era casi imposible de tolerar. Pronto las manos de la joven recorrieron su espalda baja, para subir lentamente hasta donde se encontraba el broche del brasier de Morgan, quien al sentirel tacto, soltó un suspiro con abrumo.
–Bella... –llamó, rozando sus labios carnales con los de la castaña.
–¿Sí?
–Por favor...
Morgan abrió los ojos con cierto pánico. Todo había sido un sueño. Un terrible y muy extraño sueño, al cual no le encontraba explicación. Sin esperar más, se coloco la cánula en la nariz y salió disparada al baño, donde se mojó el rostro mientras se maldecía a sí misma por tener esa clase de sueño con su vecina, con quien, iba a admitirlo, había tenido mucha interacción las últimas semanas. Habían ido por un helado juntas hace semanas, además de las pláticas emocionantes en los columpios del parque, la visita a la biblioteca (de nuevo), la vez que ambas se encontraron en el cine, cuando se dieron cuenta de que ambas no habían intercambiado números, y aprovecharon para hacerlo. Habían pasado por algunas cosas que hizo que Morgan sintiera cosas un poco... Confusas. En realidad ella sabía lo que pasaba, solamente que le costaba aceptarlo.
Morgan se cambió rápidamente la pijama por unos pantalones campana, una playera holgada de Girl in Red, y sus converse negros. Se hizo una coleta, dejando algunos mechones sueltos, y finalmente se maquillo un poco. Labial, rimel, polvo y un poco de brillo en el lagrimal, cosa que le había enseñado June.