ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇs

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Mayo de 2023 - Nueva York

María dejó sus gafas de pasta negra, sobre la mesa, para descansar la vista. Llevaba mas de siete horas clavada frente al ordenador y sus ojos comenzaban a ver borroso a costa del cansancio. Revisó la portada de la revista bimensual, una vez mas, y estiró la espalda hasta lograr que crujiera. Su cuello sonaba como una hormigonera cada vez que lo movía o estiraba, lo que le causaba un ligero mareo que no podía permitirse, no en aquel crucial momento.

— Mataría por un masaje — gruñó apretando sus trapecios con ambas manos.

Pellizcó su tabique nasal para aliviar su creciente dolor de cabeza y volvió a colocar sus gafas sobre su chata nariz.

— María, ven — ordenó la estridente voz de su jefa desde el despacho.

La joven miró el reloj de la pared que marcaba las ocho de la tarde. Su supuesta hora de salida, pero intuyó que, al igual que todos los días, no saldría hasta pasadas un par de horas más. Emitió un pesado gruñido y arrastró las zapatillas, con desgana de lunes, hasta el despacho de la gerente de la revista.

Grace Holland era la directora de 'Classic but New', la revista mas cotizada a nivel mundial, aunque andaban escasos de personal. Sólo contaban con una fotografa, dos editoras, tres redactores y la jefa, la propia Holland, que más que trabajar, tocaba las narices muy de vez en cuando a sus empleados.

El despacho de Grace era tan grande como los apartamentos de algunos de sus empleados; con un papel pintado que costaba mas de quinientos dólares el rollo, un sofá de cuero rojo de alta calidad y unas alfombras extraídas hilo a hilo de Turquía frente a su escritorio que era de mármol blanco en el que reposaba su excéntrico ordenador transparente.

— Vázquez, tienes que encargarte de un photoshoot de esta tarde — dijo sin siquiera mirar a la joven — Amanda se ha dado de baja. Ya sabes lo que toca.

— ¿En serio? — preguntó María molesta — ¿otra vez?

— Supuesta hernia — rio la jefa con indiferencia mientras tecleaba en su ordenador. Sus largas uñas de porcelana sonaban como una taza que está apunto de caerse — le quedan dos telediarios en esta empresa a esa chica. Como a ti si sigues enviando las cosas a destiempo.

— Si no me pusieran trabajo de otros...— gruñó la chica entre dientes, aunque su jefa no pudo escuchar su queja, sólo cruzó los brazos sobre su abultado busto para dar a entender su descontento.

— No creo que tengas problema con Pedro. Es un hombre muy agradable.

— Pedro — repitió la chica para sí misma mientras apuntaba en la libreta del bolsillo trasero de su pantalón.

María comenzó a hacer garabatos para despistarse, no le apetecía, de ninguna manera, volver a echar horas extras que no serían recompensadas.

— Pedro Pascal, el hombre del momento. No me digas que no sabes quien es — rio Grace — Mandalorian, juego de tronos...

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