2.

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Mitsuya llegó a su casa, y cuando abrió la puerta sus hermanas lo recibieron con mucha alegría.

—Nii-san! Mira, mira! La maestra me dio una estrella por haber respondido correctamente!— dijo Luna mostrando la estrella a su hermano.

—Nii-san!—Mana abrazo la pierna de su hermano.

Mitsuya sonrió al ver a sus hermanas, se agachó a la altura de las dos niñas, y les tocó a ambas la cabeza.

Por un momento se olvidó de ese vacío y perdida pero una de sus lindas hermanas se lo recordó haciendo que su sonrisa casi se rompiera.

—donde está Hakkai?— pregunto Mana al no ver al chico alto junto con su hermano.

—bueno, él tenía algo que hacer en su casa.— dijo Mitsuya, la esquina de su boca soltó un tic.

—Taka-chan ya no me quiere ver?— dijo Hakkai en un tono bajo, casi ronca y varonil.

Mitsuya se sobre salto al escucharlo, se giro y lo miró, su corazón reaccionó junto cuando sus ojos hicieron contacto visual.

—Hakkai...— soltó Mitsuya con una voz débil, se sorprendió al escucharse así mismo con ese tipo de voz.

Hakkai solo lo miró para después mirar a las dos niñas y, como si nada, les sonrió como siempre.

—Luna, Mana, les traigo dulces!— dijo Hakkai a las dos niñas, y las dos niñas sonrieron y fueron donde él para recoger sus dulces.

—Nii-san, podemos comerlo?— pregunto Mana mirando a su hermano.

—si, por favor, te prometo que me comeré las verduras!— dijo Luna.

Mitsuya se iba a negarse pero Hakkai se le adelanto.

—porqué no se los comen después? He traído muchos dulces para comerlos esta noche.— dijo Hakkai sonriendo y mirando a las niñas.

Las niñas soltaron pequeñas quejas pero obedecieron y se fueron a jugar con Hakkai, mitsuya se quedó ahí en la entrada de su casa, ni lo saludo, no le sonrió y ni se peleo con sus hermanas por él.

No estaba acostumbrado a este abrupto cambio en él, se quedó ahí, viendo a las dos niñas jugar y a Hakkai sonriendo.

Al verlo sonreír a otros que no sea a él, extrañamente se sintió celoso.

Hakkai pudo sentir la mirada de mitsuya, se giro, su expresión cambió en ese instante.

Mitsuya se estremeció al ser visto de una manera tan... intensa. Su garganta se seco, su corazón no dejaba de golpear su pecho, sintió sus piernas débiles.

—Nii-san estás bien?— soltó Luna al notar la anomalía en su hermano.

Mitsuya volvió en sí al escuchar a su hermana.

—s-si, estoy bien.—dijo mitsuya, cerró la puerta y fue a su habitación para cambiarse de ropa, cuando llego se dejó caer, no sabía ni como fue capaz de caminar.

Porqué me mira así?

Hakkai lo miró irse y quiso ir donde él y besarlo y, si era posible, deseaba tenerlo.

Pero no lo hizo, él había tomado la decisión de ya no seguir. Retrato su mirada y siguió jugando con las niñas.

Mitsuya salió y mantuvo un rostro tranquilo, pero cuando pasó al lado de Hakkai lo miró de manera furtiva.

Esa sensación de pérdida volvió a parecer, no quiso pensar más, se dispuso a hacer el oficio de la casa, tomó las ropas sucias y fue a meterla a la lavadora, separó las prendas de sus dos hermanas y las de su madre, las metió a lavar, hizo lo mismo con las demás ropas.

Cuando estaba separado las ropas de colores, se encontró con una camisa, la cual no era suya, la abrió y supo de inmediato de quien era.

Hakkai.

Nunca notó ese detalle, si fuera antes lo vería como algo normal y natural pero ahora no podía verlo de la misma manera.

Cuando fue que comenzó a ver su ropa con las suya de forma normal? No lo sabía.

Después de meter a lavar la ropa, fue a la cocina para ver si le hacía falta algo, escribió lo que faltaba y lo dejó a la vista para que su madre lo viera.

Ordenó la ropa seca, y se topo nuevamente con la ropa de Hakkai, sorprendido, las tomó y fue a donde estaba Hakkai.

—cuando comenzaste a dejar tu ropa en mi casa?— pregunto confundido mitsuya, grande fue su sorpresa cuando sus hermanas lo miraron de forma extraña.

—Nii-san, realmente estas bien?— pregunto Luna preocupada por su hermano.

—Nii-san no se acuerda?— dijo Mana mirando a su hermano. — fuiste tú que dijo que podía dejar su ropa aquí.

Mitsuya quedó con la boca abierta.

Cuando fue que dije eso?

Mírame. Where stories live. Discover now