"Un ataque a la francesa"

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Tenia una gran sonrisa en los labios, después de todo no se había equivocado al acercarse a aquel tipo. Desde el momento en que lo vio, supo que eran iguales, que lo único que les importaba en la vida, era satisfacer sus necesidades sexuales y las cuales eran muy acuciosa. Su instinto predador le dijo que a él si lo tendría fácil entre sus piernas por eso cuando salieron de aquella reunión ella le sonrió tan descaradamente que él solo pudo hacer lo mismo, mientras se la comía con la mirada, pero cuando se lo volvio a cruzar después de su paseo por la empresa se acercó a él y diciéndole que le tenía un dato que se habían olvidado decirle, lo condujo a su oficina ante la mirada curiosa de la secretarias...

Ella fue la primera en ingresar, pero cuando se iba a girar unos brazos la sostuvieron y sin palabra alguna se comenzaron a besar desenfrenadamente dando como resultado un “Rapidin” de lo más placentero para ambos y tal cual habían entrado salieron de aquella oficina como si nada...

Desde que llegó Michel iba a la empresa a menudo y solo para recrear la vista con tan bellas mujeres, claro solo podía divertirse con las secretarias y la recepcionista que cada vez que lo veía, le dedicaba sonrisitas y movimientos cada vez más sensuales. Pero la que se llevaba sus “atenciones” era aquella mujer a la que solo le conocía el nombre: “Gabriela” y con la cual solo tenia sexo desenfrenado pero uno de los mejores sobra decir...

Pero no era nada serio, él tenia su mirada puesta en dos mujeres... Camila y Beatriz, aquellas que lo tenían completamente cautivado...

La primera había tenido la oportunidad de probar sus dulces labios y por lo cual recibió una bofetada como respuesta y la otra, la otra lo tenia rendido con su belleza serena al igual que su inteligencia... Claro que no podía acercarse a ninguna de las dos porque sus novios, eran muy posesivos y tenía muy claro que querían desaparecerlo de la empresa, pero si fuera del mundo seria aún mejor para ellos...

Una sonrisa apareció en su bello rostro ante ese pensamiento mientras se arreglaba el pantalón y completamente listo abandonó sin más la oficina, dejando a la mujer con una gran sonrisa...

Salió al lobby donde Sandra y Mariana se le quedaron mirando, ellas ya se imaginaban por donde iba la cosa, sobre todo porque un día que Marcela estaba de ronda, Mariana había ido a dejar unos informes, escuchando claramente un gemido de la oficina contigua. Se lo comento a sus compañeras y llegaron a la conclusión que como Doña Gabriela andaba necesitada de “Eso” pues le echo el ojo al francés con quien al parecer se llevaban de mil maravillas.

Michel tenia pensado abandonar la empresa cuando uno de sus objetivos apareció, así que con una gran sonrisa se fue acercando y ante la mueca de disgusto de la mujer su sonrisa se ancho aún más, esta era toda una fiericilla de las difíciles pero a él le encantaba los retos...

MD: Madeimoselle Beatriz…

B: (con evidente fastidio) Señor Doinell...

MD: Ah, ah... (moviendo su dedo) ¿Cuantas veces le he dicho que me llame solo Michel?

B: Creo que las mismas veces que le he dicho que prefiero mantener las distancias, pero... ¿Qué hace aquí? ¿Digo le quedo alguna duda?

MD: No, todo esta más que claro…

B: ¿Entonces?

MD: Lo que pasa es que no puedo dejar de admirar tan bello ramillete de rosas que poseen en esta empresa.

B: (confundida) Perdón…

MD: Por supuesto ustedes son las mujeres más bellas que he visto en mi vida...

B: (revirando los ojos) Ya, me imagino que esto se lo dice a todas ¿No?

MD: No, solo cuando la ocasión lo amerita...

TU LLANTO FUE MI SALVACIÓNWhere stories live. Discover now