Gisel y Alex Quackity eran amigos cercanos que de pronto comenzaron a verse de manera diferente, pero eso traía también las inseguridades de no querer dañar la amistad por acercarse demasiado...
Quackity tenía miedo a arruinar la amistad,
y Gisel cr...
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📍𝐏𝐎𝐕'𝐒 𝐆𝐢𝐬𝐞𝐥
La puerta del auto fue abierta por un hombre mayor, le agradezco y entro mientras él y otro chico meten mis maletas. El auto comienza a moverse y a recorrer las bellas calles de los Angeles, tomo una foto y la publicó en mis historias de insta, dónde no tardan en hacerse virales.
En Twitter ya estaban empezando a surgir teorías de que posiblemente vería a Quackity, haciendo que los fans del shipp saturaran los comentarios en las publicaciones.
El auto se detiene enfrente de una casa. Al parecer papá decidió dejar al fin ese departamento donde vivíamos antes. Dos señoritas se acercan a mí solo para quitarme el abrigo y subir mis maletas, miro hacia la sala de estar, dónde se encuentra una señora rubia con papeles a su alrededor.
¿Papá tiene una secretaria?
Paso de largo y decido buscar mi habitación para poder descansar un rato. Llegó y en cuanto me tiró a la cama una llamada llega a mi teléfono.
Quackity
—Me dejaste en visto. —Dice apenas contestó.
—Buenos días primero que nada —Digo—. Perdón si te deje en visto, al rato te desvisto.
Se escucha una tremenda carcajada acompañada de golpes contra algo.
—No puedo enojarme contigo —Confiesa—. Pero bueno, ¿Tienes planes para hoy?
—Aún no he visto a mi papá como para decirte si tengo la agenda ocupada, —Suspiro—. Pero no importa, tengo ganas de salir contigo.
—Yo también, estaba planeando ir al cine o a comprar ropa, ¿Qué te parece?
—Me parece genial, estoy emocionada de dejarte pobre con mis caprichos.
—¿Que no era, yo invito y tú pagas? Yo te voy a dejar pobre a ti, soy carito.
—Ya veremos Alex Quackity, —Miro hacia la puerta, que se comienza a abrir hasta mostrar los rasgos asiáticos de mi padre—. Me tengo que ir, te veo al rato.
Cuelgo la llamada y me acerco a mi papá para poder abrazarlo. Parece como si los años nunca hubieran pasado en él. Hasta se miraba más joven.
—Te extrañe mucho Solecita, creciste mucho estos años, —Decía mientras apretaba mis mejillas—. Escuché por ahí que te hiciste famosa, espero que sea por cosas buenas.
Si papá, me hice famosa por gritar en los juegos, por mentar madres y decir estupideces a lo bastardo.
—Yo también te extrañe papá.
—Hoy saldremos a comer por la tarde, ¿te parece?
—¿Por qué no mejor salimos ahorita?, tengo planes con mis amigos. —Sugerí, pero a él no pareció agradarle mi idea.
