Capítulo 17

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Miércoles

Daniel

Pinches días, han estado insoportables, y apenas tiene dos días que Ana se fue... La casa es un desmadre cuando ella no está, y no solo eso, también nosotros lo somos. No es que seamos unos inútiles o algo, pero hay cosas que solo ella sabe hacer, como mantenernos rectos en los horarios para que no nos acostemos tan tarde cuando terminemos, ayudarnos a encontrar algo, o simplemente pedirnos de comer lo que nos gusta... Jamás me había dado cuenta de lo indispensable que es ella para nosotros. La extraño mucho, pero creo que no me contestará ni las llamadas, ni los mensajes, y está en su derecho, porque sí he sido un ojete con ella...

Hoy nos tocó grabar Señales y tuvimos algunos problemas, porque los teléfonos no dejaban de sonar ni de hacer interferencia, por lo que tuvimos que apagarlos.

Cada quien tomó el suyo, pero no lo apagamos al instante, creo que todos se concentraron en ver por qué tantas notificaciones. De repente, las caras les cambian, no sé qué están viendo. Si Jota no se me acerca, me quedo sin saber el chisme.

—Siéntate, Gallegos.— Es la primer cosa que me dice en todo el día.

—¿Porqué o para qué?

—Porque no quiero que se te vayan a caer los calzones o me vayas a pegar por lo que te voy a enseñar. — ¿Qué le pasa a este wey?

Me siento, como me pide, y me acerca su celular, donde hay un twitt abierto, no sé quien lo puso o de dónde salió... Es una foto de Romina en algún lugar, abrazada de un cabrón y muy sonriente, muy cerca de él, como si fuera a darle un beso o algo.

—¿Qué es esto?— Le arrebato el celular.

—Es lo que Ana te dijo y que no quisiste creer.

—¡Es que no está haciendo nada!

—¡No! ¡Eso es lo que tú quieres creer! Estás bien pendejo, ni porque lo estás viendo quieres aceptar que la estás cagando. Ana tenía razón.

—¡Ana, Ana, Ana! ¡Parece que todos la idolatran y que ella nunca la caga en nada!

—¡Entonces ignora esto!— Me quita el teléfono de las manos. —Ignóralo y echa a perder todo otra vez. Total, no podemos estar más jodidos desde que ella llegó.

—¿De qué lado estás, eh?

—De lado de la razón, Daniel... Y Ana la tenía.

—¡Ya deja de hablar de ella! ¡Me tienen hasta la madre con Ana!

—¡¿Sabes porqué ha aguantado tus pendejadas durante tanto tiempo?! Y lo peor es que es demasiado considerada y no te manda a la chingada, que es a donde deberías irte, ¿Sabes por qué no lo ha hecho?

—Debe tener razones muy buenas, porque por lo visto, soy un ojete y no me merezco nada.

—¡No te la mereces a ella! Si te ha dado tanto y por tanto tiempo es porque... —Piensa antes de hablar. ¿Qué pedo con él? —Ella...— Suspira, como si estuviera cansado. —Nada... Pero eres y somos su familia... No entiendo porqué querrías hacerle daño.

—Yo jamás se lo haría.

—Ya se lo hiciste, espero que para cuando te des cuenta ella todavía esté esperándote.

¿Esperándome? Sí está bien fumado este wey.

—No sabes ni lo que dices, Jota.

Ya no me dijo nada, pero yo todavía tengo mucho qué decir del tema. Ana podrá ser tan santa como todos quieran, pero es una cabrona también, y la prueba está en que nunca quiso tratar bien a Romina y en que apenas fue a ver a su mamá luego de quien sabe cuanto tiempo, pero allá ella... Yo tengo cosas más importantes qué hacer.

Terminamos la grabación como a las 8 de la noche... No era tan tarde, pero me siento cansado y aún debo hablar con Romina, así que cuando llegamos al depa otra vez me encerré en el cuarto de Ana para llamarla, pero no me contestó hasta la tercera vez que le marqué. Se escucha agitada, como si hubiera corrido o algo.

—¿Qué haces?— Le pregunto en cuanto me contesta. 

—Fui a hacer ejercicio, ¿y tú?

—Nada, llegando de ensayar... Pero tengo que preguntarte unas cosas.— Me separo del teléfono y pongo el altavoz para mandarle las dichosas fotos. —Te mandé unas cosas... ¿Dónde estabas?

Espero a que las vea y no se tarda ni un segundo en contestarme.

—¡Ah!— La oigo reír. —Estaba con mi primo.

—¿Y por qué estaban tan pegados?

—Ay, Dani... Estás celoso...

—No, no es eso, pero me acabo de tirar otro tiro con Jota por esas pinches fotos.

—¿Y tus amiguitos cómo por qué tendrían que estar hablando de mi? Me tratan como una criminal, y tú les crees, es lo peor...

—No, no le estoy creyendo a nadie, y la prueba está ne que te estoy preguntando. Ya me contestaste, ya está acabado el tema.

—Bueno... Te llamo mañana.

—Adiós.

Al colgar, mi celular va directamente a la pantalla principal y aparece la foto que nos tomamos ese día en Las Vegas... Ambos tomados de las manos, viéndonos... Siempre me gustó, desde que nos la tomaron y la dejé de fondo. Ese día ella se veía preciosa... Su traje a juego con el mío fue hecho a su medida y el color resaltaba su piel y sus ojos... Toda ella es linda, ¿Qué me pasa? ¿Por qué pienso tanto en ella y de este modo? No es la primera vez que me pasa. El día de la pelea también me sentí así... ¿Qué te pasa, Daniel Gallegos?

Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora