31-Los Cuentos Del Príncipe

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Todo el cuerpo de Draco se tensa mientras mira a Snape.

"¿Cómo nos encontraste?" pregunta, su voz helada. "¿Te enviaron mis padres?"

Snape rueda los ojos, su rostro cetrino parece decepcionado. "Si tus padres tuvieran alguna idea de lo que estabas haciendo, no sería yo al que enviarían".

Eso solo hace que Draco agarre a Hermione con más fuerza, como si estuviera a punto de aparecerse con ella.

Snape mira a su alrededor, arrugando la nariz hacia el callejón que los rodea. "Este pueblo no recibe muchos visitantes. Sospecho que todos en un radio de una milla han oído hablar de los 'hermanos Wilkins'. Creen que son un par de fugitivos. Si no hubieran querido que los encontrara, deberían haber ido a otro lado".

Ambos simplemente lo miran fijamente, no habían considerado que Snape alguna vez quisiera encontrarlos.

Snape suspira con impaciencia. "Hablando de coartadas, Draco, ¿dónde creen tus padres que estás ahora mismo? Esperaba que estuvieran destrozando el país cuando volviera".

Draco se relaja lo suficiente como para encogerse de hombros. "Reykjavik, con un compañero de escuela. Creo que me prefieren en cualquier lugar menos en Hogwarts, y Petr todavía me debe la mitad de su alma por su apuesta sobre quién sería el campeón de Durmstrang." La indiferencia se desvanece y vuelve a fruncir el ceño a Snape. "¿Ahora, que quieres?"

Snape les da una mirada severa, como si la respuesta fuera obvia. "Para escuchar acerca de su progreso. Por el polvo de su ropa deduzco que vienen del Archivo Fawley."

"Pensé que ya no eras mi tutor", responde Draco con una mueca.

"Sí, porque esperaba disuadirte", dice Snape, mirando con desdén hacia otro lado y luego hacia atrás, "pero pareces decidido a tirar tu vida por la borda y no hay nada que pueda hacer para detenerte que no resulte en algo desagradable. No seré el responsable de las terribles decisiones que estás tratando de tomar'".

"Entonces déjanos en paz", dice Hermione.

La comisura de la boca de Snape se inclina hacia arriba y la mira directamente. "Si no cooperan, puedo sentirme obligado a escribir una carta al padre de Draco mencionando lo agradable que fue verlo a él y a su compañera campeona durante las vacaciones de Pascua. Los dejaré elegir."

Draco se queda congelado por un momento, el músculo de su mandíbula ondulando. El pecho y las manos de Hermione se calientan con la magia, y ella se pregunta si podría atomizar a Snape donde está. El intenso deseo de hacerlo ya está presente, ella no cree que sea tan difícil.

Desafortunadamente, no es el momento ideal para preguntarle a Draco qué piensa de esta solución.

"Bien", dice Draco entre dientes.

"Excelente. Estoy tan contento de que todos estemos de acuerdo", dice Snape suavemente, y gira sobre sus talones, guiando el camino hacia un café con el que aparentemente está lo suficientemente familiarizado como para saludar al propietario por su nombre.

Con torpeza piden té y sándwiches en el mostrador, Hermione contando el dinero de manera correcta porque Malfoy todavía está desconcertado por sus intentos de explicar la moneda, mientras Snape los observa con interés.

Se sientan frente a él en un rincón lejano, y Hermione puede sentir algún tipo de hechizo de privacidad allí, asegurándose de que el muggle en el mostrador no les preste más atención.

La mirada de Snape de repente se estrecha sobre ella, y sus fosas nasales se ensanchan.

"Espero que estés tomando medidas anticonceptivas".

Let the DARK IN (Traducción a español)Where stories live. Discover now