CAPÍTULO 3: Llegada al País del Relámpago.

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𝚁𝚎𝚒𝚗𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝙰𝚐𝚞𝚊, 𝟻:𝟹𝟶 𝚊.𝚖.

—Princesa, ya es hora —anunció una de las sirvientas, quien abrió la puerta apenas un poco para contemplar a la pelinegra terminando de colocar su maquillaje.

        —Iré en un momento —afirmó con la voz
suave y tierna que siempre escuchaban los empleados. Quienes consideraban a Nezuko una belleza: una criatura linda, amable y delicada que merecía ser tratada con el máximo respeto.

        —Estaré afuera.

        La chica miró su reflejo una vez más, e intentó forzar una sonrisa para tranquilizarse.
Quería pensar en que su prometido sería un joven al que sí podría llegar a amar de verdad, uno que sí podría llegarla a enamorar. Que la haría feliz.

        𝘛𝘳𝘢𝘯𝘲𝘶𝘪𝘭𝘢. 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘳𝘰𝘮𝘪𝘴𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘪𝘯𝘰𝘴, 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳 𝘦 𝘪𝘯𝘯𝘰𝘷𝘢𝘳𝘴𝘦.

        Con ese pensamiento, se levantó del tocador y finalmente salió de la habitación, para encontrar a la mucama que antes le había hablado y a Kanroji Mitsuri, quien iría con ella para evitar que se sintiera tan sola.

        Después de todo, se mudaba para siempre a un lugar totalmente desconocido, con gente a su alrededor igual de desconocida, por lo que sus padres tomaron esa consideración.

        Mitsuri era su dama y mejor amiga, apenas cuatro años mayor que ella, quien estaba obligada a acompañarla desde que Nezuko era una niña. En ese entonces, para Kanroji fue aburrido pasar sus días junto a ella debido a la diferencia de edad, pero con el paso de los años lograron formar una gran amistad.

        —¡Buenos días Nezuko-chan!

        —Buenos días Mitsuri.

        —Alteza, su carruaje espera —avisó el mayordomo.

        Las dos mujeres bajaron las escaleras cuidando de no ensuciar sus lindos y largos vestidos color rosado, para encontrar abajo al rey Tanjuro y la reina Kie; quienes deseaban despedir a su hija.

        —Madre, padre —la muchacha los saludó con una reverencia —prometo no decepcionarlos. Y ser una buena reina y esposa.

        —Confiamos en ti, Nezuko —afirmó su madre junto a una sonrisa nostálgica y una mirada de comprensión.

        —Los amo.

        Fue lo último que dijo antes de asentir y
subir a la carroza, y esperar a que el personal del palacio terminara de acomodar sus pertenencias.

≪ °❈° ≫

𝙿𝚊𝚒́𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝚁𝚎𝚕𝚊́𝚖𝚙𝚊𝚐𝚘.

        —¡Príncipe Kaigaku!, por favor despierte.
¡Hoy lo presentarán con su prometida, debe estar arreglado!

        La empleada ya no sabía qué decir para lograr hacer que el chico saliera de su cuarto.
Hasta que escuchó la puerta abrirse.

        —¿Qué putas quieres? —tenía la voz ronca, era obvio que acababa de levantarse.

        —Discúlpeme, señor, pero como le dije antes, debe estar listo antes de las siete, cuando le presenten a su prometida.

¿Traición? [ZeniNezu].Where stories live. Discover now