Después de que Hera abandonará sus estudios en Hogwarts tras la muerte de Cedric Diggory dirigiéndose al mundo muggle para estar alejada de la magia y los "problemas" recibe una gran sorpresa al llegar a forks y encontrarse con algo o más bien algui...
Aviso:este capítulo contiene escenas violentas y acoso sexual, si eres sensible te recomiendo saltar esta parte
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Al llegar a casa seguida de Laurent el elfo se atreve a preguntarme.
-Señorita Hera ¿Le sucede algo?
-No te preocupes Laurent ¿Alimentaste a Nieves?
-Si madame, si no necesita nada más me retiro-dijo el pequeño elfo mientras se iba y yo me quedaba sola en la sala, agarre mi varita y lanze un hechizo que hizo que los cuadros se acomodaran solos.
Subí al segundo piso mientras me dirijo a la librería de la mansión, realmente era muy grande pase por las estanterías observando los libros hasta que encontré una mesa, me senté en ella, dispuesta a escribir cartas a mis amigos y a mi padre.
El tiempo pasó rápido mientras escribía las cartas, al terminar mire a mi alrededor y me dirijo a mi habitación donde estaba mi lechuza nieves, me acercó a ella y la acaricio suavemente.
-Nieves quiero que entregues estás cartas, primero entrega la carta a mi padre y después reparte el resto-dije mientras la lechuza captaba la información y salía por la ventana con las cartas en su pico.
Mire mi cuarto mientras suspiraba, realmente extrañaba Hogwarts y estar rodeada de toda la magia, salí de mi cuarto y baje las escaleras mientras me dirijo hacia mi auto y salgo disparada de la casa, quería ir a una librería.
Encontré un parqueadero cerca y estacione el coche, ya era un poco noche pero quería ir a comprar unos libros muggles de romance.
Mientras caminaba por las calles empiezo a escuchar pasos acercarse a mi por lo que camino más rápido esperando que se detuvieran pero solo se vuelven más rápidos por lo que doblo una esquina y me encuentro con un callejón sin salida.
Mierda estaba atrapada, iba a voltear para salir de ahí pero unos chicos se pusieron al frente del camino mientras me miraban y soltaban risas entre ellos, apreté mis puños dispuesta a pelear si era necesario.
-Pero miren que tenemos aquí a una chica solitaria ¿No crees que es muy tarde para que andes por aquí sola?-dijo uno de los jóvenes mientras se burlaba.
-Lo que haga no es de tu incumbencia, porfavor apártate si no quieres salir herido-dije tranquila mientras el chico me miraba enfadado y los otros se reían.
-No lo dejas fácil muñeca, ¿Te crees muy lista eh? Pues veremos qué tan lista eres cuando toquemos todo de ti-dijo mientras me miraba de arriba abajo, me senti verdaderamente incomoda.
El chico que me hablaba le hizo señales a otro mientras ese se acercaba a mi y me tomaba de las manos ejerciendo fuerza sobre mis muñecas.
-Nos vamos a divertir tanto contigo pequeña zorra-dijo uno mientras tomaba mi barbilla, sonreí antes de patear al que me agarraba de las muñecas y darle un golpe en la cara al otro.