Mi obsesión [Tomarry]

9

Había pasado una semana desde que llegaron al orfanato, una semana que le fue suficiente a Harry para enamorarse completamente del niño que ahora permanecía en sus brazos.

¡era una ternura! ¿Cómo no enamorarse de ese pequeñín?

Tenía un carácter serio, reacio o tímido a cualquier tipo de comunicación hacia otros niños, pero cuando estaba con el era una masita, siempre pedía mimos y abrazos, también que lo alzará ¡y como negarle algo a esa carita de ángel!. También era muy obediente y tenía una gran imaginación que le causaba ternura y fascinación; prácticamente el se había comenzado a hacer cargo del niño, si aún ayudaba y pasaba tiempo con los demás niños, pero la mayoría de las horas del día y noche estaba con él.

No negaba que más de una vez pensó que Mattheo se parecía un poco a Tom en la forma de ser... y hablando de Tom, lo había descuidado mucho y tenía muy en claro que al mayor no le parecía.

También habia notado algo que aunque le causaba risa y ternura, le preocupaba mucho, pues Tom y Mattheo se peleaban por su atención; conocía a Tom tan bien, que sin importar si fuese un niño muggle o mágico, haría lo que fuese para que no se acercaran a él.

Le daba miedo que le hiciera daño a Mattheo, de hecho, era una razón del porque nunca se separaba de él en primer lugar.

En fin.

El día estaba siendo muy aburrido, sorprendente mente estaba lloviendo, era una lluvia suave aclaró; había terminado de hacer sus deberes correspondientes ¡y apenas eran las cuatro de la tarde ¡¿Qué haría las siguientes horas antes de la cena?!;  no había mucho que hacer. Estaba acostado en la cama que ahora compartía con el pequeño bebé, quien por cierto estaba plácidamente dormido sobre su pecho.

Tom estaba en alguna parte de la biblioteca, enojado supuso, y Draco no creía que pudiera salir del orfanato donde estaba ‐por cierto, no hace falta decir que se había olvidado del rubio–.

Tal vez sería mejor dormido, estaba cansado si era sincero consigo mismo, una vez pensado en esto sus ojos se fueron cerrando poco a poco pero al parecer la vida tenía otros planes; las alarmas del orfanato comenzaron a sonar y eso solo significaba una cosa.

Era hora de evacuar...

Se levantó de un salto sobresaltado al pequeño en sus brazos, ya podía escuchar las pisadas apresuradas de los niños por los pasillos asi como los llantos; mentiría si dijera que no tenía miedo, ¡estaba aterrado! Tanto que se le olvidó que hacer ¿debería Tomar su baúl? ¿Una mochila? ¿o simplemente debía irse dejando las cosas ahí?  ¿Dónde estaba Tom?

Y como si lo hubiera invocado este entró a la habitación dando un portazo, estaba despeinado y agitado, sus ojos que demostraban preocupación escaneaban la habitación hasta toparse con los de él. Al encontrarlo se acercó rápido.

—Vamonos... –pidió sujetándolo de los hombros.

Harry asintió, acomodo a Mattheo –quien lloraba y se aferraba a Harry– en sus brazos.

No le presto atención a nada, sólo se dejó guiar por Tom sabiendo que este los mantendría a salvo.

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Ahora entendía perfectamente a Tom del porque su miedo a la muerte y desagrado a los Muggles.

Sabía que no todos eran así de malos, pero de que eran peligrosos lo eran, esta guerra lo demostraba.