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Renjun no era un chico inoportuno. Sí, jamás se guardaba por demasiado tiempo lo que le molestaba y debía estar demasiado enojado para gritarlo de golpe. Siempre era precavido y constantemente pensaba en qué momento aparecer o actuar, así que, si Jeno le hubiera dicho que no podían verse, él lo hubiera entendido por completo; no quería ser una molestia para nadie realmente.

En cuanto llegó a la enorme, ya conocida casa, pudo divisar dos vehículos que no conocía, así que se alarmó. Aparcó su motocicleta algo lejos de los autos por las dudas y llamó a Jeno. No atendió. Esperó unos minutos y en cuanto iba a marcar de nuevo, la enorme puerta de entrada se abrió, dejando salir a una mujer bastante bonita, se veía elegante, con un fino traje blanco y su cabello peinado en un moño. Llevaba demasiados papeles y se despidió de Jeno con una pronunciada reverencia, asegurándole que se esforzaría por leer todo aquello lo antes posible. Supuso que era su secretaria. Ella cruzó miradas con él, se puso un poco nervioso, pero no hubo una gran reacción por parte de la chica, solo una tímida reverencia.

Nun, la cachorra de Jeno fue la primera en darle una cálida bienvenida, parada en dos patas y lamiendo su rostro bastante feliz por verlo luego de días. Jeno notó su presencia y lo acogió en un cálido abrazo, disculpándose por no responder en todo el día. Como él lo supuso, fue un día ocupado.-Está bien, es decir, debiste decirme que estabas demasiado ocupado para hoy, pude venir otro día.- Jeno le sonrió, estaba más tenso, algo serio, pero Ren de nuevo pensó en que el trabajo de su Daddy era intenso. Se adentraron al hogar del mayor y este de inmediato le ofreció asiento en un sofá, entregándole el control remoto de su enorme televisor.

 -¿Quieres algo de comer? debes tener hambre si vienes de deporte... ¡Hyeijin! Espera un momento ¡Hyeijin! ¿Donde están todos?.- Uh si, Jeno había olvidado por completo su charla de ayer por la tarde. Le había prometido a Ren una tarde con la casa para ellos solos, así que probablemente le había dado el día libre a su servidumbre. Aquello no le molestaba demasiado a el castañito, pero le generaba una sensación extraña. ¿Jeno había olvidado también que él iría a su casa ese día?.

-Está bien... La madre de mi mejor amigo me envió comida, así que todo en orden, no tengo hambre, tampoco sed.- Le sonrió como mejor le salió y se apresuró por quitarse los zapatos y acomodarse para ver la serie que les había quedado pendiente. 

-Lo lamento, cielo, estoy disperso hoy...- Jeno tomó asiento a su lado y acunó su rostro con ambas manos, besó su nariz y Renjun seguía sintiendo aquella extraña sensación. ¿Qué pasaba con Jeno?. - Necesito terminar de organizar un par de juntas ¿Puedes esperarme?-. De inmediato asintió, con un rostro comprensivo, él también se estresaba cuando tenía demasiada tarea.-Que buen bebé eres...- Luego de un beso, Jeno desapareció por el pasillo camino a su estudio, dejando a Ren sintiéndose algo fuera de lugar. La segunda vez que fue a su casa, Jeno también debía trabajar, entonces lo llevó a su estudio y lo tuvo allí, conversando con él y, cada tanto, ambos hacían silencio; él porque se entretenía con su teléfono y Jeno porque debía concentrarse. 

-Basta Renjun, busquemos algo para ver.- Habló con su padre por un rato, tuvo que contarle su discusión con mamá por la mañana y se desahogó un poco. Generalmente aquel maravilloso hombre era un gran medio de comunicación entre dos personas tan temperamentales como ellos, pero también le transmitía tranquilidad y sí, el hombre era psicólogo y sabía cómo tratar a Ren, pero era tan bueno desde dentro, que el menor se sentía realmente a salvo con él. Le dijo que se quedaría con Jisung y hablaron por un momento de sus amigos; ambos estaban felices porque la situación de Eric había cambiado en cuanto su padre consiguió su custodia y lo salvó de las garras de su madre y de su padrastro. 

Las horas pasaron algo aburridas y, cuando volvió a mirar el reloj de su muñeca, había pasado cuatro horas y veinte minutos solo en aquella sala y su estómago rugía pues, la madre de Hyuck le había enviado comida, pero no recordaba haberla puesto en otro lugar que no fuera su casillero y era casi imposible que estuviera en su mochila aquel recipiente. No perdía nada con buscar, así que tomó su mochila y lo único que halló fue una paleta y dos caramelos. No era mucho pero estaba bien. 

Injun!!!  ·NoRen· Donde viven las historias. Descúbrelo ahora