Capítulo 1

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Mi definición de pecado: Él

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Mi definición de pecado: Él


No he podido olvidar el color de sus ojos esa última noche que lo vi. Han pasado cinco noches igual a esa. Continúa lloviendo y yo me sigo sintiendo de la misma manera, aunque he dejado de llorar, solamente lo hice esa noche bajo la lluvia. Engañé a mi mente que no estaba haciendo lo imposible, que mis ojos no estaban derramando lágrimas por primera vez por un hombre que no las merece.

Tampoco he regresado al Trilogy Montreal, y él tampoco me ha buscado.

Rio por lo bajo con mucha ironía ¿Acaso esperaba que me buscara? Por supuesto que no.

Su Cielo, como solía llamarme, solamente era una fachada, seguramente en estos momentos está con su prometida y futura madre de su hijo, debí saberlo. ¿Qué veía en mí? No soy ni siquiera rica, y además soy la agente de la CIA que ha trabajado de encubierto en su bar para incitarlo.

Solamente que él terminó malditamente incitándome a mí y caí.

Lo acepto, caí en sus redes de una manera que ni yo misma lo podía creer cuando ya sus dedos se encontraban dentro de mí, sus labios en los míos y mis gritos ahogados en su garganta.

La misión sigue en pie, no he renunciado a mi trabajo y me limitaré a hacerlo como desde un principio debió ser. Pero hoy no. Hoy no seré la agente que anda detrás de Ivanović, hoy soy la profesional, la que en este momento se encuentra apretando bien su Walter p99 mientras estoy esperando la señal para entrar.

La CIA asignó a Duncan Ford esta vez, para que se contactara con el jefe mafioso John Baynor. La tarea del agente Ford es hacerse pasar por representante de una corporación internacional que desea hacer experimentos con drogas como el LSD en los cuales se usaron como involuntarios cobayos a ciudadanos norteamericanos, el espionaje electrónico de periodistas y de activistas por los derechos civiles y el ingreso ilegal a viviendas de ex empleados de la CIA, además de otras personas.

Es algo grande, por lo que no me importó llegar a primera hora y ponerme al día con lo que estaba sucediendo, debía seguir adelante con mi trabajo y olvidarme de todo lo demás. Era una misión que nos estaba tomando años, pero que ahora estábamos cerca de atrapar sus cabezas.

La CIA les dio a los delincuentes seis píldoras envenenadas. Durante varios meses, los mafiosos intentaron, de manera infructuosa, que alguien le pusiera el veneno en la comida del presidente de los Estados Unidos.

No es la primera vez que algo así sucede, pero esta vez, hemos dado con el paradero de John Baynor. No fue una entrada fácil y mientras esperamos la señal para atacar.

Aprieto cada vez más mi arma.

—Concéntrate—Me susurra Duncan por lo bajo, siempre me dice lo mismo cuando estamos en una situación como esta.

Asiento con la cabeza y vemos la señal.

Duncan patea la puerta y varios hombres empiezan a disparar, los francotiradores nos quitan a un par de encima.

La Profesional  (Libro 2) (Ya en Físico y Audiolibro)Where stories live. Discover now