II

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Las memorias de Namjoon se agolpan en su mente como varias piezas de un mismo rompecabezas.

Sus recuerdos felices de adolescencia siempre estuvieron llenos de Seokjin.

Para Namjoon, él era como un ser de otro planeta. De uno en donde solo existe la bondad y el buen humor. Su risa contagiosa era capaz de iluminar hasta el día más nublado, haciendo realidad aquello de ser feliz en la felicidad del otro.

Con su baile era capaz de brindar consuelo y alegría. Perfeccionista y dedicado, siempre concentrado en cada paso para al final de cada canción dejarte una dulce sonrisa plasmada en el rostro. Era un alma generosa y humilde, capaz de abrumarse y enrojecerse como el carmín cuando el profesor de baile lo felicitaba por su desempeño.

Amaba la música y hacía de ella su estilo de vida. No era extraño verlo por los pasillos de la escuela, siempre con los auriculares puestos de su walkman y perdiéndose en su propio mundo.

Le conmovían las cosas sencillas de la vida y observar la luna llena. Incluso era capaz de soltar una lágrima cuando la letra de alguna canción le conmovía el corazón.

Aún resuena su balada favorita en un rincón de la mente de Namjoon. Un toque de saxofón sutil y armonioso. Una melodía corta e inolvidable que acompaña y abraza siempre sus recuerdos.

Y de nuevo está allí esa misma canción, "Careless whisper", logrando remover cada fibra sensible de la piel de Namjoon.

-¿Vas a quedarte allí de pie?- cuestiona cruzándose de brazos el de cabellos púrpuras, girándose para encarar al hombre que aún no sale de su asombro.

Seokjin pensó que al volver a verlo, le confirmaría que el pasado quedó en el pasado. Que cerraría por fin un ciclo de interminables años en que por alguna u otra razón, cada pareja suya fue un fracaso. Hombres o mujeres donde simplemente la química nunca fluía.

Cuando hace una semana, una adorable señora de su grupo de baile de cada domingo le enseñó una fotografía de su nieto que vivía en Francia, Seokjin casi dejó de respirar.

Insistió la mujer en que llegaría dentro de poco y le encantaría que le diera clases de baile también, pues uno de sus últimos deseos antes de morir era bailar con su nieto.

Seokjin quiso negarse, pero su corazón lo detuvo.

El de la foto era Namjoon, sin duda. Posaba delante del rio Sena, más atractivo que nunca, sonriendo de forma encantadora mientras sus cabellos grisáceos se desordenaban por el viento.

A pesar de su notable cambio, seguía siendo el mismo Namjoon que recordaba de la escuela. El mismo simpático chico de hermosos hoyuelos, fanático del arte y los libros, a quien aunque pasaran los años nunca lograría olvidar.

Jamás podría hacerlo.

Fue su mejor amigo y su primer alumno de baile.

Pero también fue su primer amor.

-Seokjin... Yo... Yo... Creo que te debo una explicación...

-No suelo hablar de mi vida personal en horario de trabajo- responde el profesor de baile de forma cortante, cambiando la música anterior por una suave balada. -Acércate al centro de la pista, por favor- indica, mientras camina hacia el mismo lugar. -Hoy será una clase intensiva de dos horas. Tienes un evento importante mañana y no quiero defraudar a tu abuela. Ella es una de mis más preciadas alumnas.

No era habitual que el director general del museo más importante del mundo recibiera órdenes, normalmente es quien solía darlas. Pero esta vez decide acatar la orden de su instructor sin quejarse.

🫧 Careless Whisper 🫧 || Twoshot NamjinTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang