004.

720 116 73
                                    

📍 Manchester, 01:40 pm.

Cielo terminó de alistarse para la clase de inglés, se vistió entusiasmada eligiendo el outfit del día, tener que salir un rato de su casa era suficiente para que cambiase el ánimo rotundamente, ultimó unos detalles y cerró poniéndose un gloss con sabor a frutilla, su favorito. Bajó las escaleras tarareando alguna canción random, pasó por la cocina para agarrarse una botella de jugo de manzana, pero una grata sorpresa la dejó desconcertada.

― ¿Matias? ―exclamó la castaña al verlo ahí charlando amenamente con su madre en la barra de la cocina― ¿Que haces acá?

― Ni un hola me vas a decir? ―dijo él acercándose con una sonrisa, le dio un beso corto en los labios y al separase hizo un gesto de disgusto por el gloss― ¿Te seguís poniendo esa bosta?

― Si no te gusta no me des besos ―atacó Cielo porque sabía que Matías no podía decirle nada, al menos en presencia de su madre.

― Ay que graciosa estás hoy mi amor ―ironizó abrazándola pero Cielo se corrió, tenía que irse si no quería llegar tarde.

― Me voy, se me hace tarde.

― ¿Vas a ir vestida así? ―preguntó la mamá de Cielo, la castaña se detuvo en seco y se dio vuelta sobre sus talones.

― Si, ¿Que tiene? ―expresó mirándose la ropa, tenía un suéter color amarillo pastel y un pantalón ancho de jean, en los pies zapatillas blancas adidas.

― Con todo el amor del mundo te lo digo, hija. Pareces una camionera con esa ropa, podrías vestirte más decente no? ―dijo con el semblante serio. Matias se quiso reír pero aguantó la risa, aunque fue en vano porque Cielo notó eso, «Como siempre, ella se daba cuenta de todo»

― Bueno ―dijo un poco triste ignorando el comentario, no tenía sentido discutir eso con alguien que se dirigía a ella de esa manera.

No saludo ni dijo chau, no tenía tiempo para estupideces, se dio la vuelta y salió de la casa. Matias fue detrás de ella antes de que saliera a la calle.

― ¡Cielo!

― Ahora no Matías ya me arruinó el día mi mamá ―arrugó la nariz enojada, solía hacerlo cada vez que algo le molestaba.

― Igual podrías vestirte un poco más femenina, para darle el gusto y que no te joda ―dijo él en un intento de levantarle el humor pero fue todo lo contrario.

― No le voy a dar el gusto ―Cielo suspiró.

― Mejor porque no quería que te pongas ropa tan femenina, que después te andan mirando mucho y soy celoso.

«Lo que digas, pelotudo»

― Chau me voy a clases.

― ¡Para! ¿Por qué te pensas que vine? Te llevo al instituto dale subí ―ordenó Matías, no esperó respuesta de parte de Cielo, básicamente la obligó a subir y ella no tenía otra opción.

Cielo se sentó en el asiento del copiloto, apoyó su mochila sobre sus rodillas y se abrazó a esta. Matias la miró de reojo, como le molestaba que ponga cara de culo, chasqueó la lengua haciendo notar su enojo pero la castaña no le dio pelota, iba sumida en sus pensamientos mirando por la ventana, no tenía ganas de hablar y menos con Matías. ¿Por qué su madre le cuestionaba todo? ¿Acaso había hecho algo mal para merecer este maltrato? era todo lo que siempre se preguntó desde que tiene uso de razón. "Quizas esa es su forma de ser y ya, no había explicación" pensó mordiéndose el labio inferior con fuerza.

De pronto la mano de Matías en su rodilla la hizo sobresaltar, lo miró sorprendida pero después suavizó la mirada cuando él le sonrió. Le daba lástima que sea tan pelotudo porque si tuviese otra actitud Cielo estaría bien con él, hasta ahí, porque enamorarse de Matías le parecía imposible, primero porque no le gustaban los rubios, segundo, odia a las personas creídas y tercero él nunca se reía de sus chistes. Él solía decirle que era muy inmadura por decir tal cosa o simplemente decía que se callara.

begin again ━ julian alvarez Where stories live. Discover now