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Cielo pensó todo el camino a quien invitaría el sábado al partido del Manchester City, definitivamente a Matías no, primero porque no le gustaba el fútbol, decía que eran todos unos taraditos persiguiendo una pelota. A su madre ni empedo, solo le quedaba a una persona en mente, en cuanto abrió la puerta de su casa se encontró a su papá, como si fuese todo obra del destino.

― Ah llegaste, hija ―mencionó el papá de Cielo al verla llegar, este estaba con el celular en la mano, probablemente viendo algo relacionado al trabajo, que más podría ser.

― Hola papá.

Cielo dejó la mochila sobre la barra de la cocina, esta era la oportunidad de proponerle lo del partido, rara vez su padre se encontraba en la casa, ya que siempre andaba con mucho trabajo encima, como toda la vida.

― ¿Como te va en inglés? decime que ya me armas una oración asi ya mismo te llevo a la empresa ―dijo con ilusión pero eso a Cielo no le llamaba la atención, era todo un tema seguir el legado familiar.

― Ahí ando, pá. Es medio complicado pero tengo que practicar ¡Antes de que digas algo no pienso hablar inglés con vos!

― ¿Por qué no?

― Porque no se te entiende nada, hablas con una papa en la boca.

El padre de Cielo se rió.

― Bueno por algo vas al instituto. Me voy a la empresa ―dijo repentinamente sacando las llaves del auto.

― ¡Para! no te vayas ―lo detuvo― ¿El sábado haces algo? ―se mordió el labio nerviosa, nunca tenía este tipo de conversaciones con él. Se sentía incómoda pero a veces las situaciones incómodas son necesarias.

― Trabajo.

― Ah... bueno, no importa.

― ¿Que querés Cielo?

― Un compañero de inglés me dio dos entradas para ver un partido y quería saber si querías ir conmigo. Igual no importa si no podes, voy yo sola total siempre hice todo sola ―dijo jugueteando con las entradas y se las extendió para que las vea.

― ¡¿El City?! ―exclamó apenas leyó el papel― ¿Quien es tu compañero?

― Julián Álvarez ¿Lo conoces? ―preguntó desconcertada por la reacción de su padre, se llenó de un millón de preguntas «Julian es conocido?».

― Uff ese pibe es un monstruo ―halagó como un padre orgulloso.

― ¿Que? ―dijo ella confundida.

― Sabes que Cielo, muchas ganas de trabajar no tenía.

― ¿Entonces si vamos? ―a Cielo le brillaron los ojos.

― Obvio, no me lo pierdo por nada ―le sonrió devolviendo las entradas, Cielo por inercia lo abrazó fugazmente, jamás creyó que su propio padre le iba a aceptar una salida.

― ¡Gracias pa! te prometo que la vamos a pasar re bien. Igual no se nada de fútbol pero voy a googlear para no estar tan perdida.

― Después yo te explico ―dijo dándole un beso en la cabeza. Cielo se quedó sonriendo viendo las entradas, no veía la hora de que sea sábado.

Agarró el celular y le envío un mensaje a Julián para confirmarle que sí iba a ir y ya que estaba tenía excusas para hablar un rato con él, porque las dos horas de clases no eran suficientes.

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