Capítulo 30

196 10 0
                                    

Ánika

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ánika

Han pasado más de 50 horas trancada en esta habitación. Llevo la misma ropa desde que entré buscando venganza, lo que me ha sido imposible cambiarme debido a que estoy atrapada. Quiero verle la cara a mi abuelo y que me explique, como sucedieron las cosas en realidad.

La puerta está custodiada en todo momento. Si me ha venido a la mente huir en realidad no he tenido oportunidad. Y el hijo de puta de Stuart me dejó con la cabeza peor.

Hace unas largas horas que se fue dejándome mucho que pensar. ¿Cómo rayos David podría mandar a matar a su propio hijo?, ¿Cómo incluso podría su propio hermano verlo morir ante sus propios ojos, sin siquiera pensarlo dos veces?

Mi cuerpo yace en el mullido colchón, llevo varios minutos en el luego de darme un rápido baño. Me sobresalto en la cama al escuchar ruidos afuera.

¡Mierda!

Eso es precisamente lo que esperaba David, cogerme de cebo para que caiga su presa principal. Sé que nada más que tenga oportunidad ,lo va a matar.

Camino de un lado a otro sintiendo mis oídos llenarse del sonido de los disparos afuera. Mis manos sudan y me asomo para ver bajo la puerta si aún, están los tíos custodiando. El revoloteo solo es afuera. Dura varios minutos hasta que todo se calma.

Espero con impaciencia que esto no sea lo que creo que es. La puerta se abre y veo a mis cotidianos transportadores frente a mí. Me agarran de las manos amarrándolas y me sacan fuera. Ponen una bolsa negra en mi cabeza, solo muevo mis pies hasta lo que parece ser un auto. Lo siento lleno de gente y arranca.

¡Joder!

¿Dónde mierda me están llevando?

Varios minutos transcurren y todos en silencio, hasta que el auto frena. Se repite el proceso y quitan la bolsa de mi cabeza. Mi mirada se escurre por todo el lugar detallando cada persona que hay, mis ojos se quedan en mi abuelo.

Está todo golpeado, la sangre baja por su frente y ya tiene un ojo morado. Está en el suelo de rodillas a los pies de Parisi. No hay ninguno de mis hombres en todo alrededor.

—Angelito pues tu abuelo me estaba diciendo, que está realmente ansioso por contarte todo lo que le hizo a mi mujer.

Mis ojos van a él, su mirada decae al suelo. Noto que al parecer es verdad todo lo que el cabrón de David dijo. Mi abuelo no dice palabra alguna sobre nada.

Mi pecho se aprieta al pensar que mi familia es un asco.

—¡Habla maldito malnacido! —reclama David y lo golpea desde atrás.

—¡Déjalo por favor! —pido chillando.

—Habla Ramírez —refuta el mafioso Parisi.

Espera por un momento y no sé como me suelto de las manos y salgo corriendo. Los hombres levantan sus armas pero ninguno me dispara.

Más allá de lo que se puede Ver ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora