08.

659 100 11
                                    


SERVICIO Y DISCIPLINA

—No negocio por buen comportamiento, ángel. Dios, ¿no sabes cuánto tiempo he querido hacer esto? ¿Tienes idea de lo bien que se siente castigar al chico que siempre se reía de mí? —Acunó mi cara en sus manos, su agarre tierno mientras me mantenía pegado a la pared—¿Llegar a verte llorar y quejarte y ponerte tan rojo... pero aun así hacer todo lo que digo? Es demasiado bueno.

—Eres un idiota —gemí—. Lo quiero tanto, Jeon...

—¿Qué? —Dijo suavemente—¿Qué quieres?

—¡Te quiero a ti ! Solo quiero follar, por favor, me tienes tan jodidamente excitado que no puedo soportarlo, ¡me vas a volver loco! —Jadeé, mi desesperación explotó—. Por favor, no me hagas seguir esperando, por favor sólo... sólo... ¡dóblame y fóllame!

Por dentro estaba encogiéndome, pero no pude evitarlo. Si mendigar fuera lo único que pusiera fin a esta tortuosa espera, entonces eso es lo que haría. Jeon se estaba riendo entre dientes, luego riendo en voz alta, y cuando finalmente quedo en silencio, dijo con lástima:

—Oh, Minie. Pobre chico, vas a ser follado, créeme. Pronto vas a ser follado tan fuerte que no podrás caminar derecho durante una semana. Pero primero... —
Sacó algo de su bolsillo: ese fino trozo de algodón y elástico que me había quitado antes, mi tanga. Lo colgó frente a mi cara—. ¿Todavía quieres esto de vuelta?

—Sí, por favor —mi voz era pequeña, derrotada. Si me estaba ofreciendo mi tanga, eso significaba más espera. Sentí como si pudiera haber llorado de puro deseo.

—No puedo creer que te hayas negado a ponerte esto en la boca por tu reto — dijo—. Piensa en lo diferente que podría haber sido todo esto sí lo hubieras hecho.

—¡No podía ! No frente a todos...

—El orgullo no tiene lugar en tu servicio para mí. —Acercó la tanga a mi cara, acariciando la tela de encaje contra mi mejilla—. No puedo dejar pasar en ese reto, Jimin. De verdad quería verte ponértelos en la boca.

Tragué saliva.

—Jeon... por favor...

—Ponlos en tu boca. —Su voz era suave—. Póntelos en la boca, mira hacia la pared e inclínate, déjame ver ese culo tan bonito que tienes, déjame ver tu agujero necesitado, solo tal ves me detenga allí abajo y pueda probarte.

Mi mente se aceleró. Inclínate... probarte... estaría completamente expuesto. Me comería entero..

Vería todo de mí... cada trozo de carne goteando. por supuesto... pero cada exposición se sentía tan íntima, tan degradante y tan emocionante.
Fantasías inesperadas pasaron por mi cabeza. Pensé en sus dedos acariciándome... separándome... presionando dentro de mí... follandome con su boca.. su lengua..

Abrí la boca, esperando mi mordaza. Hubo un destello de sorpresa ante mi desesperación en su rostro, antes de que un fuego se encendiera en sus ojos. Presionó la tanga en mi boca, no del todo un bocado, pero lo suficiente para sofocar cualquier sonido que pudiera intentar. Podría haberlo escupido fácilmente, pero cerré la boca lo suficiente para mantenerlo dentro. Lo miré a los ojos por un momento, un largo momento de tensión, antes de que me girara lentamente, me doblara por la cintura y me agarrara los tobillos.

Todo hizo que la posición fuera particularmente difícil. La totalidad de mi trasero estaba a la vista, mi minifalda inútil. Las botas de Jeon estaban detrás de mí, cubiertas con mis besos de brillo de labios.
No dijo nada mientras pasaban los momentos, momentos que parecían una eternidad.

—Abre las piernas —dijo—. Te quiero expuesto. Todo tú.

Aparté mis pies arrastrándolos, y el aire frío besó mi carne. Esperé y mis piernas empezaron a temblar. La dificultad de la posición y mi creciente excitación iban a hacer de esta una pose imposible de mantener por mucho tiempo. Una vez más, Jeon guardó silencio. Casi no pude soportarlo.

—Ábrete para mí.

Se me escapó un gemido. Cada orden llegó tan lentamente, tan metódicamente. Me estaba dando tiempo para demorarme, para sentir verdaderamente las profundidades de mi degradación. Lo odié por eso. Lo odiaba... lo amaba... quería más.

Extendí la mano hacia atrás, tratando de agarrar mis nalgas. Mis dedos estaban resbaladizos y apenas podía abrirme, pero el fuego me consumía así que me expuse por completo.

Jeon se estaba riendo de mi estado cuando finalmente logré separarme. Dios, me sentí tan sucio. Me sentí tan expuesto. No me tocó, ni siquiera dio un paso más cerca de mí. Ojalá lo hubiera hecho. Quería su toque tan desesperadamente.

La saliva se estaba acumulando en mi boca. Incapaz de tragar, empezaría a babear pronto. Humillación sobre humillación. Mis dedos se deslizaron y tuve que reajustar, presionando mis cachetes para separarlos, exponiendo mi agujero húmedo y goteando.
Escuché su respiración cambiar, podría haber sido un grito ahogado, o tal vez una risa suave.

—Dios, es tan patético lo necesitado que estás. —Su voz no era cruel, no era burlona. Lo dijo como si fuera simplemente un hecho, y yo gimoteé un acuerdo alrededor de la tanga—. Corriendo hacia el baño a tocarte a ti mismo, un chico tan travieso. ¿Ha pasado un tiempo desde que te acostaste con alguien, hm? A pasado tiempo desde que nadie lamé ese agujero tuyo?

Si hubiera podido formar palabras coherentes, habría estado de acuerdo. Había estado con otros chicos desde que rompí con Jiwoo; el sexo casual era mi calmante para el estrés favorito. Pero esto era más que solo sexo: esto había despertado otro deseo en mí, una lujuria por algo cruel e inusual que nunca había cumplido. Era un monstruo rugiente y deslumbrante que exigía ser saciado.

Jeon se puso en cuclillas, mirándome donde mi cabeza colgaba entre mis piernas. Él sonrió: una sonrisa completamente sádica y lobuna.

—¿O eres un fenómeno a la que un tipo raro le ordena lamer sus botas y te pone así de caliente y molesto? ¿Ser azotado y obligado a suplicar misericordia es casi suficiente para hacer que te corras? Qué jodido monstruo. —Su mirada cambió y supe que estaba mirando directamente a mi agujero.

¡ Dios, por favor, tócame, tócame, pruébame, lléname, follame, lléname !

—Servicio y disciplina —murmuró—. Eso es lo que te falta. No puedes esperar a ser recompensado por seguir órdenes tan simples.

Lo deseaba tanto, ¿no me había hecho esperar lo suficiente? La baba se acumuló en mis labios y comenzó a gotear. La necesidad de escupir mi tanga estaba creciendo, pero la incomodidad se sentía bien. Cuanto más lo soportaba, mejor me sentía, porque significaba que todavía estaba obedeciendo. Seguía siguiendo sus órdenes. Estaba ganando mi recompensa.






—-
Desde acá los capítulos será de 1000 palabras, si extiendo a 3000 o 4000 acabaría demasiado rápido jaja nos vemos mañana, ACTUALIZACIONES DOS VECES AL DÍA.  Besito nenas💋

𝑨𝒕𝒓𝒆́𝒗𝒆𝒕𝒆. ©  [CASTIGANDO A MI ANGEL]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon