Tomados de la mano
los dedos entrelazados
dos corazones esperanzados
caminando en la arena mojada
de una playa tranquila
en un medio día de verano.
Caminando sin prisa
sin penas ni amaruras
hablando de nuestras vidas
de cosas que nos suceden,
la caricia de la brisa
da llena en nuestros cuerpos
bañados por un sol radiante
mientras las aguas marinas
alcanzan nuestros pies al caminar
en aquella playa de ensueño
testigo de nuestro romance
que día a día nos prodigamos
en aquel verano junto al mar
junto a los botes de pescadores,
con los pies mojados
caminando en la arena
disfrutando nuestro amor.
Muchas veces me pregunto si el destino juega demasiado con nosotros. Somos tantas personas en este loco mundo que encontrar a esa que te hace sentir especial, que te marca como nadie lo ha hecho hasta ahora en tu vida es ya un auténtico milagro. Pero descubrir que hay medio mundo entre ambos es también la mayor de las calamidades.
Sé que tú sientes lo mismo aunque no lo digas con palabras. La distancia está siendo muy dura, mucho más de lo que pensábamos cuando nos embarcamos en esta aventura. Solo espero que ambos tengamos la suficiente fortaleza como para que podamos llevarla lo mejor posible.
