Parque de diversiones

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"Brr, Brr" era el sonido que escuchaba al otro lado de su cama.

"Brr, Brr" volvía a molestar la vibración.

El labrador abrió uno de sus ojos viendo como la pantalla de su celular se encendia, iluminando casi toda la oscura habitación. Frustrado, soltó un largo suspiro al ver su alarma. Las siete de la mañana, ¡en un sábado! No le desearía esto ni a su peor enemigo.
Lo siguiente que escuchó fueron unas rápidas pisadas en su dirección, era Winnie, obviamente. Estaba casi seguro de que no había dormido nada en toda la noche. Desde que Bandit le contó el día que fueron a desayunar a la casa de Fido que el parque de diversiones iba a volver del mantenimiento a las afueras de Brisbane, Winnie no paró de hablar acerca de eso durante tres semana. Aunque para ser honestos, el Labrador no ha parado de pensar en cierto perro que los acompañará durante el día de hoy. Desde que pasaron todo el día jugando en su departamento ese lluvioso día Fido se ha puesto más reflexivo que de costumbre, no solo porque su intriga ante el Pastor crecía con día a día con creces, si no porque desenterraron de sus cajas el caleidoscopio que hace una vida le regalaron. No quería pensar en eso, no lo necesitaba ahora mismo... y sin embargo la única letra legible lo atormentaba, "C". Cardigan, ahora lo recordaba bien, su apellido era Cardigan.

Como estaba esperando el Labrador, Winnie abrió abruptamente su puerta y saltó hacia su cama, haciendo que toda esperanza que tuviera de dormir un rato más se desvanecieran en un instante. Fido jugando, decidió fingir no escuchar o sentir nada.

"Papá, Bluey va a pasar por nosotros y tenemos que estar listos" Winnie zarandeó a Fido de forma violenta.

"Winnie, son las..." Fido se arrimó hacia el otro lado de su cama, donde aún vibraba el dispositivo que le indicaba que eran las 6:30 de la mañana "6:30am, aún no vendrán como en otra hora" Fido se talló los ojos, aún cansado.

"Pero es una hora para llegar al parque" Winnie volvió a sacudir a su padre "Y prometiste que si ayudaba con todos los quehaceres estaríamos el día entero allá" Winnie tomó la almohada que no estaba usando su padre y lo golpeó gentilmente un par de veces.

Fido se carcajeó al ver la actitud de su hija. Continuando el juego la abrazó como si fuera un oso de peluche y la pegó hacia su pecho.

"Eso es cierto" suspiró el can "No me atrevería a romper una promesa por más sueño que tenga" Fido fingió un gran bostezo y se acurrucó con su hija. 

"¡Papá!" Protestó Winnie, quien a base de varios estirones y empujones intentaba liberarse.

"De acuerdo, de acuerdo, ya me paro" Fido aflojó su agarre, liberando a su hija.

El resto de la hora prosiguió como se esperaba, ambos labradores fueron a lavarse la cara, comer un muy ligero cereal, cepillar su pelaje y dientes, y se vistieron con lo más cómodo que tenían en sus armarios. Después de eso, Fido decidió que sería una buena idea preparar una bebida para Bandit y para él, pues sabía que probablemente iban a necesitar más energía para el día que tenían encima.
Él sabía que Bandit era básicamente un aficionado del café que le dio la última vez que vino a desayunar hace una semana así que se lo preparo con mucho gusto; y para él, un simple té bastaría, lo veía como un lindo cambio después de consumir café por tantos años, además de que no esperaba que el té fuera tan, si no es que más reconfortante que el café.
Fido guardó ambas bebidas en unos termos que suele llevar cuando va a conferencias a la universidad.

Fido se sentó en el sofá en el que había dormido ya hace casi un mes al lado de su hija. Los labradores se quedaron en silencio uno del otro, disfrutando de su compañía. Fido observó cómo la luz del sol empezó a entrar por sus cortinas y como si fuera arte de magia recibió una notificación: "Estamos aquí!!" Decía el alegre mensaje.

Oh Mr.HeelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora