Vivir en Inazuma durante el apogeo de la aplicación del Decreto Sakoku te deja anhelando probar el mundo más allá de los mares. Incluso las almas gemelas de las personas que conoces también viven en Inazuma, tal vez de alguna forma retorcida del des...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
On The Outside II - Bonus Scene
notas: angst, descripciones de heridas, escritura sin editar
Resumen: Durante la última vez que cambias de cuerpo con Tighnari, él tiene que averiguar qué sucedió desde la última vez que se despertó en Inazuma. Que te ha pasado. Cuando se despierte en Sumeru una vez más, le habrás dejado una última carta.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que Tighnari intercambió cuerpos contigo. No más notas para compartir, no más investigaciones para realizar a través de los campos de amatista a los que se había acostumbrado tanto. No ver a Mora y Azuki saludándolo con curioso entusiasmo porque se dan cuenta de que es él quien desfila para ellos en lugar de ti.
Más lamentablemente, no hay posibilidades de ver tu cara en el espejo. Sin posibilidades de estirar la mano y tocar el cristal, deseando poder atravesar la barrera y cubrir tu rostro correctamente. Se había acostumbrado demasiado a verte, y la falta ahora es casi tortuosa.
Tighnari se había volcado en su investigación, sus patrullas, imposiblemente incluso más hipervigilante alrededor del Bosque Avidya de lo que generalmente era. Todo como una forma de distraerse del doloroso anhelo que crecía en la boca de su estómago y se retorcía hasta que amenazaba con reorganizar sus entrañas. El dolor que es abrumadoramente, que usted lo abarca todo.
Eso es, al menos, hasta que se despierta una tarde de lo que había comenzado como una siesta a la hora del almuerzo con un intenso dolor punzante en la parte baja de la espalda. El sentimiento corre a través de su propia sangre, ardiendo y hirviendo mientras se enrosca sobre sí mismo en un intento de aliviar la sensación. Entonces es cuando se da cuenta de que no es su propio estómago al que se está agarrando con desesperados dedos, rezando para que la presión se filtre al otro lado y alivie el dolor. Es tuyo.
Están herido. Terriblemente así, por el aspecto de las cosas. Y él no había estado allí para salvarte.
Está en una tienda médica, se da cuenta cuando el dolor disminuye lo suficiente como para permitirle sentarse derecho. Algunas otras personas yacen en varios estados de lesión. Por lo que él puede decir, en realidad lo hiciste bastante bien. Pero aún no responde la pregunta de por qué estás en una carpa médica, con vendajes envueltos alrededor de tu cintura que ahora están pegajosos con sangre de una herida reabierta. No le dice lo que has estado haciendo para dejarte en un estado como este en primer lugar.
