31 años

114 11 9
                                    

― Sousuke, no estoy entendiendo que... Cálmate un poco...

― ¡No me digas que me calme, Rin!

― ¿Qué pasa contigo? ¿Ocurrió algo...?

― ¡SOLO DÍMELO! Necesito saberlo ...

― Sou, espera...

― ¡No te estoy pidiendo mucho, Rin! ¡Solo quiero saber cómo esta o qué hace ahora...!

― Sousuke, prometimos nunca hablar de eso...

― ¡LO SÉ! Sé que lo prometiste por mi bien. ¡PERO OLVÍDALO! Necesito saber...

―No te lo prometí solo a ti...

―...

― Sou, perdóname, pero no puedo decirte nada. No importa cuánto insistas, no puedo fallarles...

― ¡RIN, POR FAVOR! ¡Solo dime algo, maldita sea! Donde está ahora o que está haciendo. Necesito saber si Mak...

― No te atrevas a decir su nombre.

―... Na, na... ¿Nanase?

― No tienes derecho a preguntar nada sobre él. Te advierto, no vuelvas a llamar a Rin si es para tratarlo de esta forma y hacerlo sentir como un pésimo amigo.

―...

― Ni Rin, ni nadie, tienen que soportar tus estupideces. Vive con ellas, Yamazaki.

σ

σ

El autobús se detuvo, despertándome de mi sueño justo a tiempo, acababa de llegar a la parada de la Universidad Meijo.

Mientras caminaba hacia mi destino, el recuerdo de esa conversación con Rin y Nanase seguía en mi cabeza, aunque ya eran semanas de eso. En ese momento, escuchar la voz de Nanase me asustó, pero lo entendí: por la forma en que le hablé a Rin, debió estar muy furioso como para quitarle el teléfono y hablarme después de tantos años.

Días después de lo ocurrido, mandé un mensaje a Rin para disculparme por cómo me comporté con él. "No te preocupes, lo pasado, pasado", dijo tranquilo y con tono optimista, "si necesitas hablar con alguien, aquí estoy, siempre". Me sentí más culpable de lo que ya me sentía. "Dime, ¿estás bien, Sousuke?". Le agradecí y le aseguré que no se preocupara, que todo estaba perfecto.

Dejé de pensar en ellos en cuanto llegué a la entrada de la Universidad Meijo, permitiendo que mis recuerdos los reemplazaran. ¿Cuántas veces esperé a Makoto en este lugar? No lo recordaba con exactitud, lo que sí, era la sonrisa de Makoto, feliz de que viniera a recogerlo. O también su puchero cuando nos despedíamos, tan gracioso. Una vez le robé un beso, dejándolo sonrojado y confundido mientras yo corría en fuga.

Sonreí ante tantos recuerdos, pero me fui de ahí, antes de sentirme miserable. Lo haría, sin duda, pero aún era temprano para eso, no tenía que porque apresurar las cosas.

En camino a mi próxima parada, pensé nuevamente en Rin. Ya era un tiempo que lo hostigaba con preguntas sobre Makoto y él siempre cambiaba de tema, entre risas y resistencia. Según aumentaba mi insistencia, su actitud se tornaba hosca y se limitaba a negar con la cabeza; así fue hasta que exploté en esa estúpida llamada.

Era mi desesperación hablando, todo porque no sabía nada de Makoto desde hace un año... Claro que podía obtener esa información por otros medios, bastaba crear una cuenta en cada red social, con un nombre falso y seguir sus pasos desde el anonimato; pero... no me atrevía a hacerlo. Mejor dicho, era ruin de mi parte tan solo pensarlo, ya que eso fue una de las cosas que fracturó mi relación con Makoto en aquel entonces y, además, imaginarlo a él reprobándome con su mirada al saber lo que estaba haciendo, me hacía dar cuenta de lo patético que era.

Todos mis cumpleañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora