Capítulo 5

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Los cazadores recibían una compensación salarial por cada misión completada, las cuales variaban entre las distintas dificultades que correspondían al nivel de peligrosidad del demonio que estaba persiguiendo el cazador en ese momento. Pero la organización no solo se mantenía de cazar demonios. Los señores feudales usaban al Cuerpo de Exterminio de Demonios como un cuerpo de mercenarios y seguridad privado, contratando sus servicios para viajes o reuniones y, de vez en cuando, eran utilizados como personas neutrales cuando dos feudales enemistados pactaban una reunión, siendo los testigos y jueces de dicha conferencia.

El gobierno no desconocía la existencia de los demonios y de Muzan. Estaban al tanto de los avances de los cazadore, de los distintos enfrentamientos y de las bajas dentro de la organización, manteniendo la situación bajo una cortina, ocultando los sucesos de la población civil y dejando que la organización y Kagaya se ocuparan de los seres que asolaban a las personas, haciéndolas desaparecer y convertirse en seres que mataban a sus propias familias.

Este asunto se había llevado en secreto por cientos de años, desde la aparición del primer demonio, aquel que había establecido un reinado de terror y que había creado una raza "superior", más evolucionada a nivel celular, con una fuerza sobrehumana, sentidos mejor desarrollados y una capacidad de regeneración que impedía que murieran de una forma sencilla, llegando incluso a ser inmunes a enfermedades o venenos que podrían matar a un humano.

Debido al conocimiento de estos seres, los distintos dirigentes de Japón durante las distintas eras crearon una investigación secreta para localizar el nacimiento de los demonios, que fue exactamente lo que convirtió a Muzan en el ser que era y como había sido capaz de convertir a más personas en lo que él era. Pero dicha investigación, fue truncada por el propio Muzan, aunque nadie lo reconoció abiertamente. Una parte del actual gobierno del país estaba controlada por Muzan y sus demonios, teniendo así la cobertura par ocultarse, para moverse en las sombras y entorpecer a los cazadores que lo perseguían.

Esto había sido un hecho que ocurrió hacía ciento cincuenta años, cuando Muzan y una de sus Lunas Superiores controlaron por un tiempo a la mano derecha del Emperador, llegando casi a destruir al Cuerpo de Cazadores, llegando a matar al líder que hubo en esa época en la organización, haciendo aparecer las vulnerabilidades del gobierno y de los cazadores al mismo tiempo. Y fue en este instante, cuando el Emperador y su séquito decidieron estrechar sus lazos con los cazadores, llegando a incluir en la seguridad de la familia imperial a cazadores realmente competentes, con las habilidades necesarias para defenderlos de Muzan y sus seguidores.

Todo eso se había mantenido oculto en la historia, siendo la espina dorsal de la leyenda del Cuerpo de Exterminio de Demonios, siendo una parte importante de su historia y el motivo de que muchos de sus miembros pertenecieran a clanes samuráis, familias solamente dedicadas al camino de la espada.

El dinero de los cazadores dependía del Emperador y de su trabajo como cazadores de demonios. Los miembros más jóvenes y de bajo rango, solamente se centraban en cazar demonios, en hacer aquello para lo que fueron creados. Los más talentosos, los adultos y aquellos con una habilidad superior trabajan tanto de un lado como de otro, vendiendo su espada al señor feudal que la requiriera o a la misma familia imperial, lo que era un gran honor.

Recientemente había llegado una misión urgente, un pedido de un señor feudal. Al mismo tiempo, el Pilar del Sonido se había llevado a tres jóvenes de la Finca Mariposa para investigar la desaparición de diversas señoritas de compañía en el Barrio Rojo, justo donde sus esposas estaban infiltradas, lo que obligó a Kagaya a cambiar los equipos y formar uno con tres pilares para la protección del señor feudal que había requerido de los servicios del Cuerpo de Exterminio de Demonios.

Pilar del SolWhere stories live. Discover now