Capítulo 9

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El caos pronto corrió entre los transeúntes que paseaban por las calles de Kioto. Los soldados corrían hacia el castillo del gobernador. Las alarmas habían saltado y una inmensa columna de humo crecía hacia el cielo, como una enorme serpiente que intentaba alcanzar las estrellas sin que nadie pudiera evitarlo, pero que al final terminaba desvaneciéndose, dejando escapar su deseo.

Dos figuras estaban en lo alto del edificio principal del palacio, sobre el tejado. Una de ellas llevaba dos espadas desenvainadas, de distinto tipo y longitud. La otra parecía estar rodeada de armas, las cuales estaban alzadas en el aire, a su espalda, esperando la orden de su señor para atacar al objetivo.

De la primera figura, pequeños ríos de sangre mancharon su ropa, volviendo húmedo el haori que cubría su torso y haciendo que la ropa debajo de este se pegara a su cuerpo, como si acabara de salir de algún lago o río.

Hacia unos segundos, la segunda figura había logrado herir a la primera utilizando la sangre como su herramienta de combate, haciendo gala de su Técnica Demoníaca con todo lujo de detalles. Pero a pesar de ello, el espadachín seguía de pie, sujetando sus dos espadas y manteniéndose erguido a pesar del enorme charco que estaba a sus pies, creciendo con cada segundo que pasaba.

Cualquier humano ordinario habría caído en la inconsciencia o, al menos, habría caído sobre sus propias rodillas sin poder mantener en pie. El espadachín, el Pilar del Sol, se mantuvo de pie y erguido, desafiando a la pérdida de sangre y a sus ojos nublados, empañados y que le impedían enfocar a la perfección a su objetivo.

Para lograr tal hazaña, el espadachín realizó la Respiración de Concentración Total con el objetivo de evitar que la sangre siguiera saliendo, sellando los pulmones y el movimiento de oxígeno dentro de sus venas y utilizando esto como un tipo de sellado hermético que le daría algunos minutos para seguir peleando.

Aunque eso solo era una medida temporal.

Haciendo uso de su técnica de espada, el Pilar del Sol cortó su propio cuerpo usando las hojas candentes por su técnica de espada, cortando los lugares donde las agujas lo atravesaron y cauterizando las heridas gracias al propio calor de las hojas.

"La imperfecta respiración solar que utilizo no va a poder vencer a este tipo. Tendré que usar otra cosa para poder hacer mella en su cuerpo y su técnica".

La Respiración Solar era complicada, la madre de todas las demás respiraciones y una técnica compleja que nadie había podido imitar. O, mejor dicho, casi nadie había podido imitar.

Debido al corte en su cuello y su cuerpo desnutrido por su infancia, Naruto había podido obtener una forma primaria y mal hecha de dicha respiración volviéndose un cazador por encima de la media y un pilar sobradamente diestro capaz de enfrentar a poderosos demonios. Pero a causa de sus propias lesiones, no podía seguir el camino que quería, que lo alzaría a la gloria.

Sin embargo, como miembro de un clan samurái, contaba con un estilo igual de antiguo.

"Combinar la Respiración Solar con mi técnica sería un desperdicio con estas espadas y en este momento. Si quiero vencer a Ryuji, tendré que usar todo lo que mis padres me enseñaron".

Como cazador, Naruto contaba con su técnica de respiración que le daba un total de nueve posturas imperfectas que imitan a las propias de la Respiración Solar. Como espadachín y samurái del clan Uzumaki, el chico contaba con una larga lista de técnicas y movimientos de espada que aprendió de los Siete Pergaminos, así como hicieron su madre y su abuelo antes que él.

"Será arriesgado".

Una de sus espadas estaba mellada y la otra presentaba una ligera y minúscula fractura en la hoja. Dichas imperfecciones, menguaron su poder de corte y mitigaron su fuerza al golpear a sus objetivos, lo que al mismo tiempo le hacía difícil terminar con alguien de un solo golpe como le gustaría.

Pilar del SolWo Geschichten leben. Entdecke jetzt