Capítulo 12: Plan en marcha

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La reunión que se estaba dando a cabo de la oficina del Hokage había surgido de manera improvisada, luego de que el grupo ANBU que había sido enviado para determinar la ubicación de El Ojo Maldito regresara a la aldea con información importante. Shikamaru, a pesar de la seriedad del asunto, no pudo evitar bostezar con aburrimiento mientras esperaban a los únicos dos faltantes en aquella sala.

Todos los Jounins de su generación estaban frente al Hokage, incluso Tenten y Lee habían sido llamados, puesto que era un asunto de suma importancia y necesitaban que todos estuviesen informados. Sin embargo, el último Uchiha quien era el relacionado directo con aquella misión, todavía no había hecho acto de aparición.

—Ese bastardo... —Murmuró Naruto enojado, no era propio de su amigo llegar tarde. Recibiendo una mirada de ojos entrecerrados por parte de Sakura, transmitiéndole el hecho de que no tenía moral para quejarse, cuando él mismo muchas veces llegaba retrasado.

Un rato después, la puerta se abrió y por ella entraron la pareja a la que tanto habían esperado. Ambos venían con su ropa de entrenamiento, y su propia condición les hacía entender lo que habían estado haciendo. No habían podido pasar por casa aseándose un poco, por la urgencia con la que el ANBU les había citado en la oficina del Hokage. De hecho, la razón por la que llegaban tarde era porque el mensajero no había encontrado la forma de acercarse a ese par mientras se estaban enfrentando.

—Bien, ya que ahora sí estamos todos... —Remarcó el sexto, mirando directamente al Uchiha quien se hizo el desentendido— Procederemos a escuchar lo que estos ANBU encontraron en su misión.

Fue así como los ninjas enmascarados comenzaron a relatar el camino que siguieron hasta hallar a la organización enemiga, y lo que habían podido ver desde su distancia. Todos estaban muy concentrados en lo que escuchaban, puesto que sabían que de alguna manera estarían involucrados en la misión que el Hokage les daría a continuación, pero de un segundo a otro, quien estaba robando la atención era Sasuke con sus extrañas manías hacia Hinata, quien parecía muy tranquila y contenta ante los cuidados que tenía el Uchiha hacia ella.

Sasuke, con un pañuelo que no sabían de donde había sacado, limpiaba las mejillas de su princesa, para desaparecer la tierra que su entrenamiento le había dejado en ellas, así como quitar las pequeñas ramas y hojas que habían quedado enredadas en su cabello, el cual al final soltó para que sus mechones cayeran libres y de manera más prolija. Hinata por su parte ayudó a sostener la katana de su compañero, al final optando por colgarla en su espalda, para permitir que pudiese quitar aquel chaleco táctico que había quedado perforado por uno de sus ataques.

La sonrisa orgullosa en el rostro del antiguo vengador al ver el estado de su chaleco, hizo sentir bien a la Hyuga, quien le sonrió de vuelta compartiendo un lindo momento entre ellos, hasta que notaron el peso de las miradas sobre ellos.

En otra época, Hiata se hubiese avergonzado al punto de que sus mejillas tomaran un color tan rojo como el de los tomates que tanto amaba Sasuke, pero a esas alturas, y después de todo lo que vivió, él único que había tenido la dicha de presenciar el regreso de sus sonrojos, era precisamente él. Por lo que se mantuvo impasible, enfrentando la curiosidad de cada persona presente en esa oficina.

—Si ya sabemos la ubicación del enemigo, deberíamos prepararnos para ir hasta allá. Contamos con la ventaja que no saben que iremos tras ellos —Habló con naturalidad el Uchiha, importándole poco el escrutinio al que estaba siendo sometido, mientras le pasaba el chaleco a Hinata para que lo sellara en uno de los pergaminos que a veces llevaban con ellos— ¿Qué quieres hacer Kakashi?

El Hokage sonrió debajo de su máscara, puede que fuese impresionante ver a su antiguo alumno tener esos gestos hacia otra persona, pero para él era un alivio saber que Sasuke no se quedaría atrapado en los fantasmas del pasado. Y que fuera precisamente Hinata quien había elegido para estar a su lado, le parecía mejor aún.

Entre tinieblas Where stories live. Discover now