Cap. 1: Lágrimas

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No requiero una gran presentación, puesto que podrán conocerme conforme avance la historia. Mi vida no era tan buena. Llena de emociones, si, pero era todo. No era realmente feliz. Nunca lo fui. Padres abusivos, un novio igual, sin amigos... soledad total. Y ahora, sigo sola, pero soy feliz. Por el momento, me conformo con escribir mis memorias y, si alguien las lee, pueda conocerme un poco y entender que muchos pasamos por situaciones difíciles y que no debemos rendirnos nunca, aunque en nuestras vidas haya mucha... OSCURIDAD.

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Tenía dieciocho años cuando todo comenzó. Había sido un día muy largo y pesado. Sólo quería salir corriendo a... ¿casa? No... no era una opción. Sólo me esperaba otra parte del infierno que a diario vivía. Pero no tenía a donde ir. Así que me resignaba sólo para llegar, hacer todo lo que debía hacer y descansar un poco, si me quedaba tiempo. "Al menos mi novio vendrá por mí", pensé y sonreí un poco. Verlo era mi única esperanza de que mi día mejorara un poco. Pensaba en llegar a casa, hacer la cena, lavar la ropa y comenzar a hacer mis tareas. Tenía muchos sueños. Quería ser profesora. Me encanta transmitir mis conocimientos. Mis padres no me dejarían tranquila, pero no podía hacer mucho. Tenía cicatrices en todo mi cuerpo por las veces que, no pude soportar más y exploté, recibiendo golpes por parte de ellos. "Puedes irte de la casa si quieres", eran sus palabras. Pero... ¿a dónde? No tenía más familia... al menos, no que yo supiera. Con mi novio no era opción. Tenía poco que había llegado a la mayorí de edad y él no tenía trabajo. Era un dolor constante. Aunado a eso, tenía la presión por parte de mis compañeros. Ya saben, la presión social. En fin... era un infierno diario. Esos pensamientos se disiparon al ver a mi chico esperarme fuera del colegio. Corrí hacia él y lo saludé alegremente.

-¡Hola, mi amor!- le dije y lo abracé. Él me correspondió muy apenas.

-¿Cómo te fue?- me preguntó.

-Un poco mal, pero...

-Sí, lo de siempre- me interrumpió. Me sentí un poco mal. Quise tomar su mano, pero vi que él la retiró. No era extraño que fuera así conmigo, pero... yo necesitaba un poco de apoyo, sin importar de quien. Caminamos en silencio, con dirección a mi casa. Pero no llegamos ahí. Faltando dos cuadras, se detuvo repentinamente.

-¿Pasa algo?- le pregunté. Su expresión era seria.

-Reiko... debemos terminar- me dijo sin más. Yo sentí como si mi corazón se paralizara por un segundo. Sentí como ardieron mis ojos y un intenso dolor frío se extendió por todo mi pecho.

-Pero... ¿por qué?- le cuestioné y no pude evitar llorar- ¿hice algo? ¿Te fallé en algo? Discúlpame si es así, pero... prometo no quejarme ya nunca más de nada...- intenté acercarme a él, pero me sujetó de las muñecas con fuerza.

-No preguntes... dime... ¿tiene sentido una relación en la que soy tu pañuelo de lágrimas? Si eso quieres, alguien como tú te caería de maravilla- me quedé sin palabras. Sólo asentí. No quería ya hablar. Sólo atiné a decirle:

-Te deseo suerte- me di la vuelta y me alejé, mientras las amargas lágrimas resbalaban por mis mejillas. No era el mejor novio del mundo. Realmente, era un patán que me maltrababa de manera psicológica y me había planteado varias veces terminar con él, pero... era mi único escape.

Llegué a casa. En silencio, me dispuse a hacer lo que me tocaba. Estaba sola. Así que, con calma, preparé la comida, puse la ropa a lavar y comencé con mis deberes. No tenía cabeza para nada. Sólo quería desaparecer. Escuché la puerta de la calle abrirse. Me asomé y vi a mis padres llegar. Me apresuré y les serví la comida. Me senté a comer con ellos. Mi madre comenzó:

-No quiero que hoy te duermas tarde- suspiré.

-Me apresuraré a terminar con mis tareas. Descuida- le contesté. Justo ahí, supe que quería discutir. Pero no quería yo eso, sólo deseaba tranquilidad, al menos, un poco, por lo que sólo me dispuse a ignorar sus comentarios.

Ya estaba oscureciendo. Me encontraba en mi habitación con mis deberes. Me sentía un poco más tranquila. Mi madre entró sin previo aviso, me cogió del cabello y me arrastró hasta donde estaba el tallador donde lavaba la ropa, mientras me gritaba que no la había lavado. Yo lloraba. Me cogió de mi brazo derecho y me levantó por la fuerza.

-No lavaste la ropa, inútil. ¿Para qué te tengo aquí entonces?- me dijo en voz baja.

-¡Lo siento!- dije llorando- ¡ya mismo lo hago!

-Ya lo hice yo... ya que tú no sirves de nada...- sin soltarme del brazo, me arrojó al suelo. Escuché como mi articulación crujió y un intenso dolor en mi hombro se apoderó de mí. No podía moverlo. Como pude, me levanté y corrí hacia la puerta. Mi madre fue detrás de mí. Me alcanzó antes de que pudiera salir.

-¡Estoy harta de que seas una inútil y una débil!- me dijo mientras me cogía del brazo nuevamente. Yo no podía soportar el dolor, así que lloraba.

-¡Llorar es de débiles!- me dijo. Me arrojó contra el suelo y perdí el conocimiento, al mismo tiempo que escuchaba el sonido de mi cabeza al estrellarse contra el duro suelo.

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¿Extrañaban los fanfics? Como pudieron ver en mi anuncio, tengo sueños y de ahí me inspiro. Esta vez, le tocó a Muzan Kibutsuji. Admitámoslo: es sexy 🤤

¡Espero les guste!

Oscuridad (Muzan x tú)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin