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-Dijiste que no conocías a nadie que tenía acceso a estos archivos.

-Y es cierto. Los médicos tienen varios pacientes cada día, varios compañeros que ni siquiera conocen a todos, varios internos haciendo prácticas. ¿De verdad crees que se van a acordar de todos? Obviamente no, pero van a fingir que lo hacen para no ser irrespetuosos.

-Me sorprende la poca seguridad que hay aquí.

George abre una de las gavetas y empieza a buscar un archivo en específico.

-¿Qué tan probable es que lo hayan trasladado hasta acá?

-Es el hospital más grande de la zona. Es un buen primer lugar para buscar.

-¿Y si no está?

-Debemos seguir buscando. ¿Qué más podemos hacer? Estamos prácticamente en cero.

George pasa a la otra gaveta al ver que no hay nada que le sirva.

-Creo que lo mejor será cambiar de caso. Estamos estancados y dudo que esto vaya a cambiar. Quien sea que esté detrás de esto debe tener una mente muy brillante.

-Igual no podemos hacer nada. Han cerrado las fronteras. No solo en Orlando, sino que en toda Florida.

-Hay algo que no estamos viendo... Tal vez algo muy obvio. ¿Pero qué es?

Pasa a la siguiente gaveta y se queda mirando el primer archivo. Es reciente. Recuerda haber oído ese nombre en las noticias unos días atrás. ¿Acaso ese no era uno de los sospechosos de haber asesinado al cocinera de ese restaurante?

Thomas Simons.

George toma el archivo y destapa a cada uno de los cuerpos sin vida que están sobre las camillas. Ninguno se parece a el chico.

El último cuerpo es difícil de distinguir. Tiene la cara desfigurada, el cráneo roto, la piel hecha casi cenizas. Parece coincidir con la estatura.

-Es el mismo -murmura George-. Debe ser el mismo del contenedor de basura.

-¿Por qué está muerto?

-Alguien lo ha matado. De eso no hay duda. La pregunta es, ¿por qué? ¿Alguna venganza? ¿Le pidió a alguien que lo matara porque sabía que iban a atraparlo, ya que era culpable?

-¿Qué dice el archivo?

-No mucho que nos pueda servir -George revisa atentamente los papeles tratando de no perderse nada-. Es británico. Apenas tenía diecinueve. No tiene documentos. Está aquí de ilegal. No me sorprendería de que fuera el culpable.

...

Los asesinatos habían desaparecido por completo. Al menos cualquiera que se pareciera al método del asesino serial que seguía apareciendo en las noticias. Muchos rumoreaban que el asesino era el tipo que habían encontrado en el contenedor de basura. Desde su muerte no había ocurrido nada y todo apuntaba a él. Algunos creían que el asesino estaba en un descanso, y otros que se había arrepentido de sus acciones.

A pesar de ello, la frontera seguía cerrada. George seguía hospedado en el mismo hotel. No sabía cuánto tiempo más iba a seguir así, pero no podía dedicarle todo su dinero al hospedaje.

—¿Hola? ¿Qué es de tu vida? Ha pasado un tiempo desde que no hablamos. ¿Me extrañas?

—¿De qué hablas? Si hablamos todas las semanas. Y obviamente aún así te extraño. ¿A qué se debe que llamas?

—Pues creo que ya lo pensé mejor y si no fuera molestia, me gustaría vivir contigo.

—Yo encantado, George. No sé cómo has estado tanto tiempo en un hotel. ¿Quieres que vaya a buscarte ahora?

—¿No estás ocupado?

—Estaba preparando el almuerzo, pero puedo continuar después.

—Está bien. Ven cuando puedas. No hay prisas. Iré empacando mis cosas. Gracias, Dream. Eres muy amable.

—De nada, Georgie. Nos vemos.

—Nos vemos.

George corta la llamada e instantáneamente se pone a empacar. La idea de vivir con Dream no era tan mala. Era alguien muy independiente, trabajaba, tenía su auto. Además de que era alguien muy amable y afectuoso. Iba a estar mejor viviendo con Dream que viviendo solo en un hotel.

...

La nueva casa de Dream no era tan grande, pero tenía su encanto. Era perfecta para los dos. Además estaba cerca del centro de la ciudad y tenían todo a su alcance.

—¿Te gusta? —le preguntó Dream, después de hacerle todo un recorrido por la cada.

—Es muy linda.

—Lastimosamente tiene solo una habitación, pero puedes dormir en la cama y yo dormiré en el sofá hasta que compremos otra cama.

—No, no, no. No es necesario. Podemos dormir juntos, o en todo caso, yo dormiré en el sofá.

—No voy a dejar que duermas en el sofá, así que tomaré la decisión de dormir juntos.

—Me parece bien.

—¿Ya tienes hambre? Iré a seguir preparando el almuerzo.

—Yo te ayudo.

No eran más que amigos, aunque habían veces que parecían una pareja de recién casados.

—Florida nunca ha estado tan tranquilo como ahora. Hay una paz en el ambiente que es imposible de describir —dijo Dream.

—Sí, me gusta más así. Ya no da tanto miedo salir a las calles.

—Tienes razón... ¿Entonces no piensas irte pronto?

—Lo dudo. Al menos hasta que vuelvan a abrir las fronteras, no creo que me vaya.

—¿Y tú quieres irte?

—Un poco sí.

—¿Sería muy egoísta de mi parte pedirte que te quedes?

—Tal vez un poco.

Dream suspira. Suelta el tenedor, dejándolo sostenido en el borde el plato y toma la mano de George.

—Creo que me estoy enamorando un poco de ti, Georgie. O tal vez solo estoy desesperado porque cada día me vuelvo un poco más viejo y no tengo a alguien a mi lado.

—Tú no me quieres, solo quieres compañía.

—Claro que no. No quiero estar con cualquiera, quiero estar contigo.

—¿Esta es una clase de declaración?

—Sí, lo es.

George baja su mirada, ocultando su sonrisa con la mano. Aquello hacía que su corazón latiera emocionado como si de un primer amor se tratara. Su corazón gritaba que sí, pero su mente le decía que no se dejara llevar solo por el momento.

—Yo también quiero estar contigo, Dream.

Matar o Morir [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora