Llevo sumergido en este océano onírico de letras y visiones
Tanto tiempo que no recuerdo si nací dentro de estas aguas.
Quizás todos lo hacemos, pero nuestras obligaciones
Nos empujan a tierra firme para mutar dentro de la fragua.
Este horno de impuestos, trabajos y miles de documentos
Que nos seca y deshidrata del líquido de la creatividad.
Completamente obsesionados con cumplir el reglamento
Con el cerebro lleno solo de aquello que aporte rentabilidad.
Aun así, pensar en nadar para siempre es infantil
Sobre todo, cuando eres un pésimo nadador
Mientras admiraba a las sirenas afuera se volvió hostil
Y también termine siendo un terrible trabajador
Nunca tuve el potencial para bucear hasta el fondo de la tinta
Mis habilidades siempre fueron torpes y estúpidas
gaste mis nados para quedarme como escritor de quinta
y ahora solo soy definido por estas salinas heridas
Todo esto me dejo como un anfibio débil y deforme
sin el talento para vivir en el literario mar
y sin habilidad para sobrevivir en este desierto enorme
cruel paradoja que me deja sin nada para amar.
