Mirar a alguien como si colgaran las estrellas en tu cielo no es prueba suficiente para decir que estás enamorado, según Spreen. No es que haya estado haciendo tal cosa en primer lugar. Hay un sentimiento especial que sin querer ha reservado solo pa...
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El viernes siguiente hay un autobús de viaje medio vacío lleno de ocho jóvenes emocionados, una madre con dos niñas gemelas, dos parejas, un hombre solo y un conductor de autobús cansado en la carretera. El trayecto en autobús hasta la prefectura, donde les espera la estación de esquí, está plagado de conversaciones tranquilas y el educado deseo de no molestar a ninguno de los desconocidos con los que comparten el vehículo. Ya han pasado dos de las cinco horas previstas hasta la llegada, por lo que puede haber un pequeño descanso pronto.
"Todavía no entiendo por qué te sientas conmigo", se queja Roier a su compañero de asiento.
Esta mañana habían salido de casa a las 7 de la mañana para poder llegar puntuales y abordar el autobús de viaje, que salía del campus a las 7:45. Roier había planeado sentarse junto a Vegetta para el viaje, pero en lugar de eso, terminó con Luzu. Dicho chico actualmente mira al vacío con una expresión cansada, probablemente debido a la falta de sueño, pero también porque sus propios planes, apuesta Roier, de sentarse junto a Quackity habían sido frustrados (aunque había oído que Quackity tenía planeado anteriormente sentarse con Luzu, algo huele a chismesito pero Roier está demasiado concentrado en su perdida que no es suficiente para hacerlo sonreír).
Luzu suspira, "Missa se sentó con Vegetta, Charlie y Mariana se sientan juntos, e inesperadamente Quacks y Spreen también se han sentado juntos. Aparentemente, todos se prometieron sentarse en parejas incluso antes de que eligiéramos una fecha para el viaje. No es como si tuviera elección en esto."
"Bueno, todavía hay suficientes asientos vacíos disponibles~", tararea Roier e inmediatamente esquiva el puño de Luzu. "Estoy bromeando. Dios, relájate un chingo."
Roier recuesta su cabeza en el hombro de Luzu y se acomoda más en su asiento. Apesta lo suficiente que Luzu tenga el asiento de la ventana y Roier tenga el asiento del pasillo. Hoy simplemente no es el día de Roier. Con una mano pasa a lo largo de su cabello y arregla su flequillo antes de mirar por la ventana.
Están en un área natural aleatoria con puntos de civilización que pasan una vez cada 15 minutos como máximo. A lo largo y ancho solo hay árboles y campos para ver. Si se les dejara con sus propios celulares, probablemente morirían directamente, especialmente sin servicio de red en el área, a juzgar por las barras de conexión vacías que se muestran en su teléfono.
"Te perdono por un beso." Ambos castaños voltean a la voz juguetona, casi como si fuesen jalados magneticamente. Era la voz de Quackity.
"Bruto." Es la voz de Spreen y Roier no puede evitar vocalizar su sorpresa, para desgracia y vergüenza de Luzu.
"Deja de gemir, imbécil". Luzu lo golpea, ganando miradas de reproche de Vegetta y el hombre que iba solo.
"Bueno." Roier gime.
Luzu pone los ojos en blanco con exasperación. No solo porque tiene que soportar las rarezas de Roier, (claro, porque su enojo no se trata de Quackity siempre intentando arreglar todo con besos y abrazos y aunque eso es algo a lo que todo su grupo de amigos ya está acostumbrado. Con Spreen en estos tiempos no es más fácil de asimilar), sino porque un Roier agotado es mucho más extraño.
