EL CORAZÓN DE LA PRINCESA [KINGS AND QUEENS #1]

CAPITULO I

Gangsta — Kehlani (violín)

ANNELIESE

Hace años atrás, existieron dos reinos, el reino Twistedow y el Hattlemoon —nuestro reino— ambos territorios enemigos, que vivían en una constante guerra, una guerra que parecía nunca tener un final. Cierta vez nuestro reino gobernado por el Rey Archibald II, un hombre justo y bondadoso, con intenciones de acabar con la interminable guerra y poder permitir que surgiera la paz entre ambas regiones, propuso el tratado de amistad entre ambos reinos y así poder terminar con el constante conflicto que se venía arrastrando desde hace muchos años atrás y darle el definitivo final a la razón que se llevó la vida de muchos inocentes en los campos de batalla, que murieron luchando en guerra, dejando desconsoladas a muchas de sus familias, a varias mujeres y niños sin padres y esposos; sin olvidar que estos enfrentamientos se venían acarreando desde tiempos inmemorables con el reino Twistedow.

Pero todo intento de paz fue descartado e innegociablemente negado por parte del testarudo Rey Edmund I, que era considerado para muchos un tirano, un hombre cruel y un ser desalmado que siempre daba la sensación de no tener sentimientos por la carencia de expresar estos, no perdonaba ni la más mínima e insignificante traición hacia él y los suyos.

Hacía justicia por sus propios medios, incluso con sus propias manos de ser necesario, manejando a su pueblo dócil e indefenso, como se le antojaba o le venía en gana, cobrando altos impuestos siendo difíciles e imposibles de pagar si no tenías cómo mantenerte económicamente.

Nunca se dejó vencer por algún adversario que fuese o se considerase "digno" de pelear o enfrentarse a él y su ejército.

Pero no todo mal duraba para siempre y Twistedow fue prueba de ello, cuando se vió reflejada el día en el que al rey de esas tierras le diagnosticaron una extraña enfermedad que lo obligó a estar postrado en una cama por varios días, dándole un respiro a su pueblo y paz a su reino; sin saber que esto solo le daría rienda suelta al letal virus que terminó con su vida a un ritmo lento y doloroso, dándole fin a su reinado de una manera tan precipitada que nadie se lo esperaba.

Es así como en la actualidad el siguiente sucesor al trono y próximo rey de Twistedow, el reino enemigo, asumiría al trono el príncipe heredero, el príncipe Edwards, que hasta el momento nadie, ni los propios súbditos de esa tierra lo conocían o sabían siquiera como era, ¿Seria igual a su padre?, ¿la tiranía se heredaría?, ¿o quizás era el principio de buenos tiempos? Nadie lo sabía, porque hasta donde se sabe, desde muy temprana edad Edwards dejó el palacio, vivió la mayor parte de su vida lejos de su padre y el reino que ahora gobernaría.

Según cotilleos que viajaban entre susurros bajos de lugares precarios, su madre, la reina Arabella, escapó del palacio con un bebé recién nacido en brazos, siendo el cielo junto a la luna y todas sus estrellas los cómplices y testigos de su clandestina fuga, dejando al rey sin esposa, ni hijo al día siguiente; otros rumores aseguraban que la reina y el príncipe murieron a manos del rey en un arranque de ira, siendo suficiente razón para no volver a verlos juntos después del nacimiento del príncipe heredero. Pero nadie sabía que ninguno de esos cotilleos se acercaba a lo que en realidad pasó aquella noche de febrero, donde al llegar el amanecer el rey se quedó solo, sin reina, ni heredero; ningún cuento se acercaba a la verdadera realidad de los hechos.