Por Error | Lisandro Martinez

-Extra I

25 de junio del 2024

Ya había pasado un año y medio desde que Argentina se consagró campeón mundial. Las cosas no habían cambiado mucho, nacieron los hijos de Valentina y Agustina, dos bebotes hermosos. Martina era una madrina y tia muy babosa.
También la pareja había cumplido su primer aniversario, lo festejaron con un viaje por las playas europeas, mucho sexo y alcohol. A demás que estaban mejor que nunca, Lisandro le iba muy bien en el United y la empresa de Martina se había agrandado. Ella viajaba una vez cada dos meses por una semana para Argentina y Estados Unidos, que es donde estaban las otras dos empresas que abrió. En un corto periodo de tiempo su linea de ropa era considerada alta costura y tuvo el agrado de ser invitada en la Met Gala 2024.

La pareja y varios de la selección se encontraban en Paris, había sido el cumpleaños de Messi la noche anterior. A pesar de que el jugador actualmente vivía en Barcelona había decidido festejar en Paris sus 37 años. La fiesta había sido una locura como cada evento de los Messi, lleno de jugadores más que conocidos, familiares, amigos y para no perder la costumbre Los Palmera.
Después de la ajetreada noche Lisandro y Martina se fueron al hotel donde se hospedaban, era el mismo donde en aquella gira con Tini se habían quedado, el mismo donde ellos se besaron por primera vez. Y es que estaba todo fríamente calculado por el jugador, con la excusa del cumpleaños viajaron a Paris por una semana, recién iban dos días de su escapada, pero quedaba lo mejor.
Lisandro lo pensó por meses, lo planeo y discutió ideas con sus amigos, quería algo perfecto, algo a la altura de su mujer.
Gracias a Julian y Nahuel, que fueron los que más ayudaron, pudo hacer su pedida perfecta.

—¿Hace calor gordo? así no llevo la campera al pedo— Martina se estaba cambiando según lo que le pidió el jugador, algún vestido lindo pero sencillo.

—Sin campera esta bien preciosa— Lisandro que ya estaba listo le dejo un beso en el hombro cuando paso por atrás suyo. Había optado por un pantalón de vestir y una camisa que le quedaba pintada.

Para cuando ambos salieron de la habitación el sol ya estaba ocultándose.
Lisandro apretó el piso de la terraza y Martina lo vio raro, él le había dicho que iban a cenar, pero no donde. A demás desde que habían llegado al hotel nunca la dejo ir a la terraza y es que hace días que estaban acomodando todo.

—Pensé que íbamos a un restaurante— El ceño seguía con una expresión confusa.

—Cambie de idea, tengo algo mejor— Le dedico un sonrisa para que la morocha se relaje.

Cuando el ascensor llego al último piso y abrió sus puertas se vio la Torre Eiffel iluminada, pero eso no llamo la atención de la pareja, lo que si lo hizo fue el lugar decorado.
Un camino de rosas blancas los recibía, este los guiaba a una mesa con vistas directas a la ciudad, velas por la barandilla, piso y mess. Vino del mejor y un ramo de las flores favoritas de Martina.
La cara de sorpresa de la chica era algo hermoso de ver, tanto ella como el jugador tenían los ojos un poco cristalinos. Sin embargo era solo el comienzo.

—Esto es hermoso Lis, todo muy lindo— Un corto beso y abrazo acompaño esas palabras.

—Quería hacerte algo especial ¿y que mejor lugar que este?— Le tomo la mano y la llevo hasta una de las sillas.

La velada empezó con una copa de vino y una entrada de comida que les sirvieron. Era todo al gusto de ella.
El sol terminaba de caer y la cena llegaba a su fin, primer plato y postre ya habían pasado al igual que la charla de la pareja. Recordaron su noche en esa terraza, como durmieron juntos y miles de anécdotas más.
Cuando llegaba el fin de la noche las manos de Lisandro empezaron a transpirar, sus nervios le estaban jugando en contra, él estaba tan convenciendo de que era lo correcto que no le importo ni uno de los pensamientos malos que le aparecieron en ese momento.