Capítulo 2

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"Pequeño rayo de luz"

Hombres, mujeres y niños heridos rodeaban el cuerpo afligido y poderoso de Katniss Everdeen mientras ella daba un potente discurso sobre injusticia:

—Quiero que los rebeldes sepan que estoy viva, que estoy en distrito 8 y que el Capitolio ha bombardeado un hospital, donde había hombres desarmados mujeres y niños, ¡Y no habrá sobrevivientes!

¡Y ustedes creen por un segundo que el Capitolio alguna vez nos tratará con justicia se están engañando a ustedes mismos! porque sabemos quiénes son y lo que hacen ¡Esto es lo que hacen y debemos defendernos!

Podrá torturarnos y bombardearnos y convertir los distritos en cenizas, pero está viendo esto -la castaña apunta hacia las ruinas en llamas- El fuego se propaga y si nosotros ardemos ¡Usted arderá con nosotros!

Y después Katniss apunta a los aerodeslizadores y hace estallar dos, el logo de la rebelión aparece: el sinsajo en llamas "Únete al sinsajo, únete a la lucha".

—Como verá mi querida señorita Fox, la rebelión está... saliéndose de control.

La expresión seria del presidente me produce escalofríos, mi cuerpo flagelado tiembla débilmente frente al hombre que se encuentra sentado en su lujosa silla presidencial frente a mí.

—La traidora chica en llamas está creando disturbios y temo que es demasiado tarde para apagarlo.

El hombre se inclina frente a mí y tuerce una sonrisa.

—Necesito que haga algo por mí, ¿Podría hacerlo señorita Fox?

Asiento débilmente con la cabeza, aterrorizada. Me habían demostrado incontadas veces que negarme no servía.

Katniss mató a Finnick en los juegos con una de sus flechas, mi padre posiblemente está muerto, Ajax me ha contado tantas veces como mi padre peleó por su vida mientras se quedaba sin oxígeno por su fuerte agarre. Johanna está conmigo, Peeta está conmigo.

Honestamente no creo que haya alguien que me importe esperándome fuera de este infierno.

Una de las avox me toma del brazo y me encamina a la misma habitación en la que he estado cuando me traen a la casa presidencial.

Me hacen usar un vestido blnaco, de tiras negras, escote pronunciado, tenía llamas delicadas pintadas a mano, lo usan para burlarse de Katniss. El vestido era revelador y provocativo, peinaron mi cabello y me pusieron un poco de maquillaje. Esta vez Snow ni si quiera se esforzó en tapar los moretones, las cicatrices que no terminan de sanar, las pronunciadas ojeras o mi huesudo y débil cuerpo.

Me veía horrible. Como un fantasma.

Y el zumbido en mi oído era insoportable y mareador.

Me llevaron frente a Caesar Flickerman quien me miró con muchísima pena y besó una de mis manos.

Mi vista se vuelve borrosa sin que pueda controlarlo o premeditarlo. Así que cuando el hombre de cabellera púrpura me hace una pregunta me quedo mirando sus labios, intentando descifrar que me ha dicho.

Ni mi vista ni mi oído funcionan bien.

Cortan la transmisión y vuelven a empezar. Ajax da un tirón a uno de mis mechones, advirtiéndome que me concentrara más.

—Y aquí con nosotros, nuestra querida Eliza Fox.

Una de las luces se posa directamente en mi cara, tapo inmediatamente con mi mano el lugar y pestañeo un poco para irme adaptando a la nueva intensidad de la luz.

Los Juegos del Hambre «Finnick Odair»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora