魅力的

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La gasolina.

Esa era su misión, su primera misión con su hermano, tenían que robar ese camión cargado de gasolina para un tal Elvis.

— Lena, posición. — La chica asintió, dejando de acariciar el cabello del carismático asiático que había conocido hace un par de días y con el que había conectado de una manera bastante peculiar, sin embargo, no se quejaba, era un hombre bastante encantador.

Dejando un beso en los labios de este, haciéndolo sonreír después de que sus labios se separaron, viendo como la chica se ponía la mochila sobre sus hombros antes de dejar el asiento del copiloto para gatear a la parte trasera, Lena sintió un toque en su pierna sonriendo al saber de quién era esa gran mano. — Con cuidado. — Han dijo, haciendo a la chica asentir sin decir una palabra, terminando de pasar su cuerpo hacia la parte trasera, saliendo por fin hacia el exterior, donde estaba el gancho que conectaría el auto con la gran pipa de gasolina.

Cuando el gancho conecto con éxito al primer intento, Lena se preparó para saltar hacia el camión, tenía que hacer que una parte de la pipa quedara en manos de Han, y así lo hizo, saltó, logrando tomar las pequeñas escaleras que el camión tenía en su costado, tomándose con fuerza para no caer, esta confirmó donde estaba.

— Yo creo que deberíamos robar bancos, no un camión de gasolina en medio de la nada. — La voz de Han se escuchó, tranquila como siempre, más porque logro ver la espalda de la chica ya bien sujeta del camión.

— Estas en república dominicana, aquí la gasolina es oro, cariño. — Lena habló, riéndose mientras negaba con la cabeza ante la petición del asiático.

— Sí, pero los malditos bancos no se mueven ¿Sabes? — Leo habló, y Lena rio más, recordando por qué este había acabado en prisión. — Hermano, cuéntales como acabaste en prisión. — La risa de Santos se escuchó por su auricular, haciendo a Han reír también, había escuchado esa historia de los labios de Lena cuando ambos estaban lo suficientemente borrachos como para hablar con seriedad.

— Menos charla, más acción, hagamos esto rápido, la pendiente está a cuatro kilómetros. — Lena asintió a eso, comenzando a subir las escaleras para poder estar estable en el techo del camión, dando una señal de que estaba lista para comenzar a caminar hacia la parte media del vehículo, cansada de tantas escaleras, esta decidió dar un salto, el cual estuvo segura que el conductor sintió. Ese pensamiento la hizo actuar rápido, tomando la boquilla del nitrógeno que estaba cargando en la mochila, congelando la parte donde se conectaba parte de la pipa a los demás tanques que el camión portaba, una vez hecho, esta tomó el martillo que el dúo latino le había dado para agilizar el trabajo.

Golpeando la parte congelada del metal, la primera parte del camión se soltó, dejando, ya una parte de la ganancia, en manos de Han. — Saca esto de aquí, encanto. — Esta dijo, viendo como el auto naranja del asiático se detenía, lo que significaba que ya tenía su parte segura, metiendo el martillo en la mochila, esta se dispuso a subir los escalones del tanque que iba a ser su segundo objetivo. — Bien, segunda carga.

Lena pidió, escuchando a Dom llamar al equipo de Santo y Leo a la acción mientras ella terminaba se subir al techo. — Intenta que esto no te tome seis intentos, Leo. — La voz de Han hizo sonreír a todos, burlándose del moreno, quien respondió ofendido.

Lena decidió ignorarlos, moviéndose cuidadosamente pero de manera segura sobre el techo del camión, esta pudo sentir como el camión aceleraba un poco más pero logró mantener el equilibrio, aunque tan solo unos segundos porque un repentino freno la hizo tropezar y balancearse hacia atrás, dejando el techo del vehículo, por suerte, la cuerda de su mochila se trabó en un escalón de las escaleras, lo que la hizo sostenerse de las mismas, tratando de no poner más peso en la mochila y así no caer por completo al pavimento. — ¡Maldición! — La chica se quejó cuando sintió como sus codos dolían por el impacto de estos con el hierro del camión y porque, literalmente, se encontraba corriendo detrás del camión, sus pies podían tocar fácilmente la carretera.

𝐌𝐈𝐑𝐈𝐊𝐈𝐓𝐄𝐊𝐈 || Han LueWhere stories live. Discover now