IV

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— No, espera, la gente de Reyes me estaba esperando en el mercado, Vince me salvó la vida.

Los ojos de Lena se elevaron al escuchar la voz de su hermana, Han y ella estaban terminando de arreglar unas cosas que Dom les había encargado. — ¿Tienes hambre? — La voz de Dom se escuchó, Han lo miró un segundo antes de volver a sus deberes, no dándole mucha importancia al asunto antes de ver como Lena se levantaba de repente, este frunció el ceño al verla correr hacia el hombre, desconocido para él.

Sus ojos se posaron con detenimiento en como la chica sonreía y al hombre le brillaban los ojos al ver a la menor, este los miró un segundo antes de ver a Dom, esperando una respuesta sobre quién era él o qué relación tenía con la chica.

Pero no recibió nada de él, sino de la misma Lena.

— ¡Vince! — La chica abrió los brazos, el hombre la miró con extrañeza antes de que sus ojos se abrieran con sorpresa.

Había visto a Lena por última vez cuando esta tenía doce años, la menor de las Toretto había crecido de repente, lo único que este pudo hacer fue tomarla en sus brazos para ver a Mia con sorpresa mientras abrazaba a la chica con cariño mientras acariciaba su cabello. — ¿Lena?

— La misma que te robó tu auto a los doce, sí. — Esta se rio, el hombre la acompañó antes de que esta diera un pequeño salto. — ¿Tienes hambre? Vamos a comer, y como estas aquí de último, vas a dar las gracias.

Unos minutos más tarde, todos se encontraban sentados alrededor de una mesa, cervezas frente a ellos, unas que otras bebidas, mientras que habían dejado a los dos latinos cocinando la carne.

Lena estaba tomando su bebida después de haber hecho el pequeño brindis, Tej y Han se encontraban a sus lados, el asiático con el brazo sobre sus hombros, su cuerpo se sentía tenso, Lena lo notó, y había estado así desde que Vince había aparecido. — Muy pronto tendrás un poco más de once millones en tus manos, ¿qué piensas hacer con eso? — Roman preguntó, viendo a Tej, quien estaba con postura relajada en el sillón.

— Tengo pensado abrir un taller, en donde las personas puedan llevar sus autos y ser estafados por completo. — Lena se rio después de darle un trago a su bebida.

— Eres un verdadero hombre de negocios. — Tej sonrió, guiñándole un ojo a la chica antes de ver a Roman, quien respondía indignado ante su declaración.

— ¿En serio? ¿Tú sueño en la vida es... Tener un trabajo?

— Sí. — Este contestó con inocencia.

— Que estupidez, ¿por qué querrías eso? — Lena negó, viendo como Santos se acercaba con la carne, dejándola en la mesa.

— Yo ya se lo que voy a hacer con mi parte... — La mirada de este pasó al plato lleno de carne. — Le pagaré unas clases de cocina a mi amigo.

— ¿Ves? Otra vez con esa negatividad, me conoces, el dinero no me importa. — Leo se defendió.

— Necesitara más que dinero para aprender a cocinar. — Roman dijo, viendo lo oscura que estaba la costilla que se le había encargado cocinar. Los ojos de Lena subieron a Han, quien tenía sus ojos puestos en ella, este la miraba casi con duda, como si quisiera decirle algo.

— ¿Pasa algo? — esta preguntó en voz baja, teniendo en cuenta de que estaban bastante cerca y no había necesidad de gritar o algo por el estilo, Han no respondió, mirándola un segundo más antes de acomodarse más relajado en el sillón.

A pesar de que, sí había sentido una pequeña molestia al ver a la chica correr tan emocionada hacia el hombre desconocido, este lo dejó de lado al pensar que este, de seguro, era amigo de la familia y que, por como los había visto interactuar, parecía que el mayor la miraba como si fuera una hermana menor.

𝐌𝐈𝐑𝐈𝐊𝐈𝐓𝐄𝐊𝐈 || Han Lue [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora