"Tenía solo dieciséis, pero me enamoré profundamente
Bueno, los años pasaron y él sostuvo mi corazón
Pero su amor se acabó y nos desmoronamos"
A Han Jisung del futuro - A veces luchar por algo perdido, si vale la pena
Cuando aparezca el ✨🎧 te recomiendo reproducir Take me the church - Hozier
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Aquella tarde de verano, lucía más sombría que de costumbre, días atrás al padre de Minho le enviaron una foto; una foto de su único hijo besando a otro chico.
Fué ingenuo al pensar que ellos lo aceptarían; en su corta vida, hacía todo lo posible para conseguir la aprobación de sus padres, o una ligera muestra de afecto más allá de las apariencias.
Una vez Minho escuchó que tener hijos era el acto más egoísta del ser humano, en ese entonces no lo comprendió, pero después de aquella cachetada, todo quedó claro. Un hijo planeado, para darle sentido a una relación arreglada por conveniencia. Un hijo perfecto qué llene de orgullo a seres defectuosos qué no podrán estar satisfechos con sus logros nunca, un hijo moldeado qué cumpla con los estándares de la sociedad tradicional, y sea "alguien en la vida".
Pero, ¿qué pasa si yo no quiero ser ese "alguien" solo para que me exhiban como un trofeo? - se preguntaba el joven con un torrente de lágrimas agolpadas en sus ojos amenazando con salir.
-No crié a un hijo para que sea un desviado - escupió exaltado el señor Lee
El joven se giró para mirar a su madre y solo pudo percibir la decepción en su rostro. Ella no se diferenciaba en nada de aquel hombre que llamaba padre; ambos eran dos caras de la misma moneda. Con la mano en su mejilla, que aún ardía, le resultaba imposible articular palabra alguna. Sabía que llorar solo agravaría la situación, por lo que no le quedaba más opción que aguantar y prepararse para las consecuencias.
-No te quiero volver a ver con Jisung, y yo que creí, que realmente eran amigos - rió con sarcasmo - lo dejé entrar a esta casa, lo dejé entrar a tu cuarto y quien sabe cuantas perversiones habrán practicado. - vociferó el hombre
-NO! Han no tiene la culpa, fue mi culpa - logró decir antes de recibir la segunda cachetada aún más fuerte que la primera.
-Entregame el celular, y desaparece de mi vista. - extendió su mano entregando el dispositivo
Las lágrimas comenzaron a brotar después de que se refugiara en su habitación. La almohada se convirtió en testigo silencioso de todos sus sollozos, y agradeció su compañía; recordó cómo su madre solía decirle que llorar no era propio de hombres en una ocasión.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.