Capitulo 16

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Cuando sale de la ducha, yo ya he hecho la cama y he quitado la mancha de sangre. No puedo quitarme de la cabeza la idea de que Isabella se arrepiente de haberme entregado su virginidad

Su teléfono suena, ella lo responde antes de que yo pueda ver quien llama

—Oliver—responde con culpa.—Lo siento, ya sabes cómo es el trabajo

Se que el idiota no le dice nada malo por que la veo sonreír, y mientras sigue hablando con él se mete al baño para cambiarse de ropa, pero no dura más de unos segundos en la llamada

—¡LANDON!—grita y sale del baño enfurecida, como un verdadero hijo de puta, sonrió con altanería.—¡¿Quien te dio el maldito derecho de marcarme?!

Veo en su precioso cuerpo, las lujuriosas marcas que deje, usándola a ella como mi lienzo

—Mañana estarán de un color algo morado que las harán resaltar aún más—mi petulancia solo logra enfurecerla más, se comienza a vestir, yo la observo con gracia.—Además no tienes derecho de quejarte, tu haz marcado mi espalda con preciosos rasguños que me recuerdan el deseo que sientes por mi

Sus mejillas se ponen de ese hermoso rubor

—Ahora que ya me follaste—comienza a hablar una vez vestida.—Volveremos a ser estrictamente compañeros, ahora que ya lograste lo que querías puedes dejarme ir

—Te dije que serías mía, nadie más te tocará

—No quiero escuchar de nuevo ese discurso, ¿soy la primera virgen que te follas? ¿Es eso? ¿Soy algún tipo de medalla por que nadie más lo ha hecho?—mi cuerpo se tensa, no me gusta que eso es lo primero que piense, me enfurece, tanto como a ella le enfurece pensarlo

—No tienes ni idea de lo que estás hablando—no alzó la voz, pero se que mi tono es suficiente para ponerle la piel de gallina a cualquiera

—¿Entonces dime que mierda te pasa conmigo?—sus ojos se llenan de lágrimas.—Por que por alguna inexplicable razón me estoy enamorando de ti

Mi frío corazón, pareciera generar una pequeña rotura en el hielo

—Eso no es posible—susurro.—No hay nada de lo que enamorase, no me conoces

—Te conozco más de lo que crees

—Entonces sabes de sobra que soy un asesino, un torturador, alguien con sed de venganza, no tengo nada para ofrecerte

—No estoy pidiéndote nada más que me dejes en paz Landon, ¿tú crees que quiero sentir esto por ti?—las lágrimas comienzas a rodar por sus mejillas

He estado en esta situación antes, en el sentido de que más de una mujer me ha dicho que siente algo más que atracción sexual hacia mi, solo me burlaba, pero ella... ¿por que con ella se siente distinto? ¿Por que con ella me gustaría poder ser normal y no el idiota que soy?

—No llores por favor—trato de acercarme a ella pero alza una mano para que no me acerque.—Tienes que entender algo pequeña, no soy ni física ni mentalmente capaz de mantenerme alejado de ti

—Entonces tienes que dejar que yo me aleje

—Es imposible mientras trabajemos en el caso juntos, no teniéndote cerca

—¡Quizás cuanto nos demoremos en atrapar al silenciador!

—¿Se te ocurre alguna otra solución?—alzó la voz al mismo tiempo que ella.—No eres la única que está confundida, jamás en la puta vida había sido adicto a alguien

—¿Adicto?—me mira con incredulidad

—Si, Isabella soy adicto a ti, no es ningún secreto

—Tu crees... ¿que algún día podrías amarme?—pregunta y puedo ver lo mucho que le ha costado pronunciar esas palabras

Entre espías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora