IV

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Me pasé el resto del fin de semana descansando, mi cuerpo seguía adolorido desde mi descompensación del Viernes y no quería aparecer cojeando el día Lunes. Escondí cualquier prueba de que alguien que no sea yo haya pisado mi habitación y ocupé ropa que cubriera todos los moretones que tenía repartidos por el cuerpo, sabía que mi papá podría sospechar que no eran provenientes de sus propios golpes, y tampoco quería que mi mamá me viera así cuando llegase de trabajar.
Estuve hablando constantemente con Jeongin por mensajes, quien a propósito, añadió su contacto con un corazón. Me aseguró que me estaría esperando a la entrada de la escuela todos los días y que tomaríamos juntos el bus de regreso a casa, como si fuese un guardaespaldas. No me negué, al contrario, me mentalicé para intentar aceptar cualquier ayuda que él ofrezca y no huir en el intento.

Al despertar con mi alarma, indicando que comenzaba nuevamente la semana, una sensación de ansiedad aparece al instante. No solo estaba ansiosa por ver a Jeongin después de lo que pasó, sino que Jaehyun también estará ahí, y no sabré que hacer cuando lo tenga en el mismo salón que yo. Me fui meditando mis posibles respuestas emocionales durante el viaje, con mi pierna derecha moviéndose inquietamente, demostrando de forma involuntaria mi agitación.
Cuando me levanté de mi asiento para tocar el timbre y que se abrieran las puertas, lo primero que vi fue a Jeongin frotando sus manos por el frío. Una de ellas, específicamente la que se había dañado, tenía una venda que le cubría gran parte de los nudillos.
Al sentir el común chirrido de las puertas del bus, miró hacia mi dirección y me sonrió casi por reflejo. No importaba cuánto frío hiciera, su sonrisa entregaba una singular calidez que te resguardaba del ambiente que fuera.
–Hola, ¿Cómo está tu mano? –digo mientras tomaba cuidadosamente su mano en cuestión. Aun que no le pregunté si podía hacerlo.
–Ya puedo cerrar un poco más el puño, mira –levanta su palma y me demuestra, débilmente y temblando, lo poco que podía apretar su mano. Pero él no parecía verse afectado por esto, mostraba con entusiasmo lo que él hacía ver como un "logro".
–¿Te haz hecho las curaciones que te he dicho?
–Al pie de la letra –empiezo a caminar en dirección a la entrada de la escuela, con Jeongin a mi lado –. ¿Cómo estás tú?
–Supongo que bien –me encogí de hombros –. Solo siento el cuerpo algo pesado.
–Me imagino que sí, de seguro en la escuela se te olvida un poco el dolor.
–No es la mejor de las distracciones –resoplo.
–Una fiesta tampoco lo es.
Iba a rodar los ojos, pero él no parecía querer reírse o discutir el tema, asi que seguí caminando sin decir nada hasta llegar al salón. No sé hasta cuándo me recriminará lo de las fiestas.
Cuando asomé la cabeza, me recorrió una electricidad por la espina dorsal mientras buscaba la presencia de Jaehyun, mi cuerpo había entrado en alerta. Me distrae el frío tacto de la mano de Jeongin en la mía, sobresaltándome en mi lugar.
–Tranquila –me giro para verle, sorprendiéndome la poca distancia que había, ya que el ancho del marco de la puerta no era muy grande. Agarró mi mano y me llevó hasta los primeros asientos del salón, dejando sus cosas en su respectiva silla y me ayudó a dejar las mías –. No te voy a dejar sola, no pasará nada.
–Lo sé, solo... estoy un poco nerviosa aún.
–Quizás fue muy pronto para volver a clases, ¿Quieres saltarte hasta la próxima? podemos escondernos por ahí si lo necesitas.
–Aun que quisiera, no puedo permitirme seguir faltando, mis notas están en decadencia, son realmente una vergüenza –escondo mi cabeza entre mis brazos, echada en la mesa –. Voy a terminar repitiendo el curso.
–Bueno, tienes suerte entonces de que esté en el cuadro de honor –dice, muy orgulloso. Quise reírme por lo ñoño que sonaba eso, pero retuve las ganas.
–Te conocí en una fiesta, nunca pensé que serías de los que se sacan una foto con el director a final de año –Volví a mi postura para mirarle, de brazos cruzados y sonriéndole. Era mala para aguantarme las ganas.
–Ya te dije que solo voy para acompañar a mis amigos, prejuiciosa –me reí, relajándome un poco.

Quédate / Jeongin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora