VIII

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Jeongin

Desde el día del Arcade, las cosas fluyeron con naturaleza. Ya no llevaba a rastras a Iseul, ahora ella caminaba por inercia hasta la sala de música, y no era solamente eso, a veces nos quedábamos en nuestros asientos porque afuera hacía mucho frío, o íbamos a comprar algo para comer, da igual, todos los días tenían algo distinto. Luego, y sin falta, la acompañaba hasta la casa de su abuela y ella esperaba a que pasara el otro bus para irme a mi casa. Durante esa semana formamos una rutina que nos mantenía unidos, en donde podía verla tranquila y serena, no como cuando la conocí.

Cada día aparecía con las manos un poco más manchadas que el anterior, y se esforzaba por no dormirse en clases, aun que no me dió ninguna pista de lo que estaba pintando, se veía que trabajaba duro en ello.

Se venía el fin de semana y Changbin nos invitó a todos a su casa para hacer una parrillada, beber, jugar juegos de mesa, y quizás videojuegos. Iseul estaba invitada, y no por que fuese mi amiga, si no que llegó al punto de que estuviese automáticamente invitada como parte del grupo, y su emoción se notaba a kilómetros. Al parecer, era el último día que estaría con su abuela, y no tendría problemas en ir. Acordamos que sería el sábado, y debía pasar a buscar a Iseul para irnos en tren, ya que la casa de Changbin quedaba más cerca de la estación que de la parada de buses.

A eso de las cuatro de la tarde, ya estaba terminando de arreglarme para salir. Hacía bastante frío, asi que me vi obligado a llevar un abrigo y una bufanda, ambas prendas negras, pero con un jeans azul. Solo por esta vez, Iseul me estaría esperando en la estación, que le quedaba a unos pocos minutos de distancia, asi que me pidió que no me preocupara de más.

–Mamá, ya me voy –me acerco a ella para darle un abrazo, despidiéndome.
–¿Asi que vas a la casa de Changbin? mándale saludos de mi parte.
–Se lo diré –le sonrío por última vez y me detiene antes de que abra la puerta.
–¿Irá la chica de la que hablabas con tu amigo el otro día?
Su pregunta me tomó desapercibido, pensé que no estaba escuchando cuando hablamos de ella. Esto es culpa de Han.
–...Sí, ¿porqué?
–No es nada, me sorprende de que hagas una amiga fuera de tu grupo, y me alegra que lo hayas hecho. Deberías invitarla a comer un día, me encantaría conocerla.
Mi mamá siempre hacía esto con todos mis amigos, no hay ninguno de ellos que no haya venido a comer con ella, ese era su lenguaje de amor, tanto para mí como para mi círculo. Le asentí vigorosamente y le di otro abrazo, para agradecerle su cariño.
–Le diré en cuanto pueda.

Llegando a la estación, me costó trabajo encontrar a Iseul entre toda la gente, era una hora concurrida y el tren probablemente iría lleno. Pero ahí estaba, podía reconocer su sedoso cabello negro a la distancia, incluso con un montón de chicas más a su alrededor. Llevaba un pantalón holgado y una chaqueta bastante grande también, apenas se veían sus zapatillas y traía unas orejeras para el frío. Su piel nívea estaba enrojecida como de costumbre, pero eso le daba un rubor característicamente hermoso.

Fue como si hubiese sentido mi presencia, porque se giró sin que yo haya estado tan cerca. Me sonríe mientras voy llegando hasta su posición.

–Llegaste justo a tiempo, el tren llega en dos minutos.
–Son pocas estaciones, pero no creo que podamos sentarnos. Hay mucha gente esperando y dentro vendrán más.
–No importa, es parte de la experiencia de "La travesía de la casa de Changbin".

Estaba distinta, no se veía ansiosa ni jugaba con sus dedos como cuando pensaba más de lo necesario, ahora su sonrisa no desaparecía nunca por completo. Esta vez, ella me estaba transmitiendo seguridad.

Quédate / Jeongin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora