6|Día doce: La moraleja de la historia.

140 22 15
                                    

Extendí mi brazo y empujé la puerta, abriéndome paso al interior de la tienda a la que sabía ella frecuentaba tanto

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Extendí mi brazo y empujé la puerta, abriéndome paso al interior de la tienda a la que sabía ella frecuentaba tanto.

Eché un vistazo a mi alrededor, notando las estanterías llenas de discos y las paredes rojas plagadas de posters de distintos artistas de distintas épocas y géneros.

Tragué saliva, sintiéndome un poco nerviosa por el ambiente calmado de la tienda. Dirigí mis pasos hasta el mostrador al fondo.

—Disculpa —llamé, captando la atención del encargado, quien despegó su mirada despreocupada de su teléfono para observarme.

Me apresuré a tomar mi teléfono, mostrándole la pantalla.

—Estoy buscando a esta chica —expliqué, notando como su entrecejo se arrugaba.

—Sí, estuvo aquí —se limitó a responder.

Dejé caer mis hombros, dándole una mirada seria, indicándole que se explayara en su respuesta con un movimiento de mi cabeza.

Él soltó un suspiro, girando los ojos.

—Estuvo aquí esta mañana junto a los chicos de siempre para llevar su ración semanal.

Suspiré, sintiéndome decepcionada por haber llegado demasiado tarde al lugar.

Asentí, guardando nuevamente mi teléfono en el bolsillo trasero de mis pantalones cortos.

—Gracias —murmuré antes de girarme y abandonar el local en el centro comercial.

Caminé con la cabeza gacha, sintiéndome frustrada por no conseguir nada de la última localización que se me había ocurrido para poder dar con el paradero de Alila Blake.

Había dejado de saber de ella desde hacía tres días, al principio creí que solo necesitaba algo de espacio luego de lo que había sucedido entre ambas aquella noche en su habitación. Pero luego de 24 horas de completo silencio de su parte, comencé a realmente preocuparme.

La había buscado en los pasillos casi vacíos de la escuela durante los descansos antes de enterarme de que no había estado asistiendo a sus últimos días de preparatoria. Intenté buscarla en su casa, pero simplemente nadie atendía cada vez que llamaba a la puerta. Incluso la busqué en el parque para skate que ella amaba, pero sus amigos allí me habían dicho que no lo había frecuentado en los últimos días.

Luego de tantos fracasos en mi búsqueda, había intentado buscarla en la tienda de discos que frecuentaba, dónde, después de haberme adentrado en su vida, yo sabía en realidad siempre la frecuentaba solo para comprar un poco de hierba del encargado.

Pero, al igual que en los otros lugares, simplemente no pude encontrarla. Era como si el universo hubiese conspirado para que Alila saliera de mi vida de la misma forma en la que había entrado, sin previo aviso.

Corazones de medianocheOnde histórias criam vida. Descubra agora