5.-BÁLSAMO.

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 Minho tomó las llaves de su auto y en poco tiempo estaba conduciendo hacia una pista de Go-Karts. Eran las once de la noche. Normalmente, a esa hora el lugar ya estaría cerrado, pero había logrado que el encargado le permitiera usar las instalaciones. Conocía bien al Señor Choi Siwon.

Cuando llegó al lugar, Taemin ya estaba esperando en la puerta. —Se me hizo algo tarde, tuve una emergencia que atender. —Esta vez era cierto. Minho había tenido que atender a un paciente con un infarto, por eso se retrasó media hora.

Taemin levantó los hombros. De nuevo, Minho había pedido que no hablaran. Solo correrían varias vueltas por el circuito de la pista. —Entraremos por la parte trasera, allí nos espera el señor Siwon, es el encargado. —murmuró Choi. Taemin lo siguió a dos pasos de distancia.

Un hombre mayor les dio la bienvenida. —Buenas noches, Doctor Choi, joven. Pasen por aquí. —Ambos devolvieron el saludo con una reverencia. Luego siguieron al hombre, quien los llevó directo a la pista, iluminada por grandes reflectores. Ahí ya estaban dispuestos un par de Karts con los cascos reglamentarios. —Tienen gasolina para unas 15 vueltas, si quieren más me avisan, estaré en mi vivienda, está allá al fondo. —El señor Siwon señaló hacia una pequeña casa. Después de una rápida explicación sobre el funcionamiento y las medidas de seguridad de los Karts, se marchó.

Minho observó a Taemin por unos segundos. —Dijiste que ya has corrido en uno de estos, no quiero tener que llevarte a urgencias. ¿Entendido?

Taemin asintió con la mirada. —Tratarás de rebasarme, y si acaso logras hacerlo, eso será todo, la carrera se acaba y ganas. —Minho mencionó en tono burlón.

Lo siguiente fue prepararse los dos para su competencia. Se acomodaron en un Kart respectivamente y esperaron a que la pantalla automática les diera la salida. "5... 4... 3... 2... ¡Start!" —Los motores rugieron y las llantas rechinaron en el asfalto. Con toda la furia comenzó la disputa. Minho se lo estaba tomando muy en serio; al verlo apretar su mandíbula, se diría que se trataba de un corredor profesional. Desde la primera vuelta, Taemin se le pegó a Minho como una verdadera sombra. El chico sonreía con cierta sorna; el doctor no sabía con quién se había metido, parecía ser algo personal. Catorce vueltas más tarde, Minho y Taemin iban parejos, luego sucedió algo. A punto de entrar en la recta final al mismo tiempo, Taemin desaceleró y Minho entró furiosamente en primer lugar.

Minho estaba tan contento que ni siquiera se dio cuenta de lo que hizo el pelirrojo. —¡AHHHHHH... GANÉ... TE GANÉ...! ¡SOY EL CAMPEÓN! —Taemin sonreía por dentro; por fuera, su rostro no mostraba nada, estaba como si nada hubiera pasado. Su cliente así lo había pedido.

—¿Qué se siente ser un perdedor, jovencito? —Minho se le quedó viendo a Taemin, esperando su vergonzosa respuesta, pero esta no llegó. —¿Qué, ¿te comieron la lengua los ratones?, ¿o estás tan humillado que prefieres el silencio?

Taemin negó con la cabeza y señaló sus labios cerrados. Minho entendió de inmediato y puso la solución. —Puedes hablar, quiero escuchar lo que tengas que decir.

A Taemin lo ganó la emoción; platicar con Minho la vez anterior había sido fácil, se sintió a gusto, era como si Choi fuera una especie de amigo.

—Lo dejé ganar, Doctor Choi. —Taemin le sonrió.

—¿Qué? No seas ridículo, solo en tus sueños.

—No importa que no me crea, esa es la verdad. ¿Pero no ha escuchado decir, al cliente lo que pida? —La sonrisa de Minho desapareció ante esas palabras que para él eran absurdas. Ahora su rostro estaba desencajado.

—No se moleste, Doctor Choi, usted deseaba ganar y lo hizo. —Eso no es verdad, lo que yo quería era que alguien compitiera conmigo, y que si me ganaba no me lo restregara en la cara.

EL CHICO QUE NO HACÍA NADA. (2MIN)🌈Onde histórias criam vida. Descubra agora